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La altura de Endler

El brillo de los premios de Endler no debe dejar escondida una realidad. El fútbol femenino sigue estando en un lugar muy relegado en comparación a sus pares masculinos. No solo a nivel local, sino también en el mundo.
Foto: France Presse
Alejandro Cisternas19 de enero, 2022
No alcanzaría una sola columna para valorar el hito conseguido por Christiane Endler al ser elegida la mejor arquera del mundo en los premios The Best que organiza la FIFA. Quizás basta con decir que es la distinción individual más grande jamás recibida por un futbolista chileno desde que existen esta clase de galardones.

Endler marca una constante presencia en la élite del fútbol femenino —no por nada llevaba tres nominaciones consecutivas a la terna final— y un crecimiento en una carrera que todavía no parece haber tocado techo. Con 30 años, está en el Olympique Lyonnais de Francia, que aspira a conquistar la Liga de Campeones, y con la selección chilena su próximo desafío es la búsqueda de la corona en la Copa América de 2022.

Con sus logros, la portera se consolida como una de las más grandes del deporte chileno no solo en la actualidad, sino que en la historia, al nivel de figuras femeninas como Anita Lizana o Marlene Ahrens. Junto con lo deportivo, su ejemplo toma fuerza en la búsqueda de una sociedad más igualitaria, con su vocería en causas como el matrimonio entre personas del mismo sexo.

Y más allá de los éxitos que disfruta en el presente, Endler también tiene en mente el futuro. En 2018 inauguró su escuela de fútbol en Lo Prado. Cuatro años después, el proyecto ya tiene 10 sedes: se sumaron Quilicura, Colina, Vitacura, Las Condes, Las Condes, Viña del Mar, San Fernando, Rancagua, Illapel y La Serena.

Sin tener ninguna obligación ni necesidad de hacerlo, la capitana de la Roja le ha dado a cientos de niñas un espacio de formación y crecimiento, una oportunidad que ella misma no tuvo cuando pequeña. Es más: está cumpliendo con una función que ni siquiera todos los clubes del fútbol profesional chileno realizan a cabalidad.

Porque el brillo de los premios de Endler no debe dejar escondida una realidad. El fútbol femenino sigue estando en un lugar muy relegado en comparación a sus pares masculinos. No solo a nivel local, sino también en el mundo.

Aunque la FIFA haya juntado las galas de premiación de hombres y mujeres en la misma ceremonia, las diferencias siguen siendo inmensas. Algunos números: Endler gana aproximadamente 170 mil dólares al año, y su colega Edouard Mendy, “The Best” entre los hombres, recibe unos 3 millones de dólares por temporada en el Chelsea. En el Mundial de Rusia 2018 se repartieron 400 millones de dólares a las selecciones participantes, mientras que un año después en la cita femenina de Francia la bolsa de premios fue de US$ 50 millones.

En Chile se están dando pasos de a poco. Recién está en trámite la ley que obliga a que las jugadoras sean verdaderamente profesionales, con la firma de un contrato (este miércoles se aprobó en la comisión de Educación del Senado). Pero todavía falta un real compromiso de la ANFP y de los clubes para llevar esto a la práctica y continuar con el desarrollo de una actividad que hace rato dejó de ser una novedad, una curiosidad o un fenómeno.

Llegó el momento. El fútbol chileno debe ponerse a la altura de Endler.
Alejandro Cisternas

es coordinador periodístico de Deportes El Mercurio. Ha cubierto eventos nacionales e internacionales de fútbol, automovilismo, golf, básquetbol, tenis y otras disciplinas.

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