Santiago de Chile.   Jue 25-04-2024
2:28

Los nuevos viejos tiempos de la U

Aunque el empresariado que maneja Azul Azul haya tenido la oportunidad mediática de desplegar palabras bonitas, hasta ahora ellas suenan solo como cantos de sirena que adormecen la frustración, pero no alientan la ilusión.
Foto: Nicolás Maldonado / U de Chile
Sergio Gilbert17 de enero, 2022
El gol salvador de Junior Fernandes ante Unión La Calera, que evitó el segundo descenso de la U en su historia, llegó amarrado con una promesa inmediata de parte de Azul Azul: que lo vivido en los últimos años, en especial en la tensa y espeluznante temporada 2021, no iba a volver a repetirse. Que la U, en lo inmediato, se rearmaría para volver a ser el protagonista de siempre.

Ello fue refrendado, a modo de bajada comunicacional, hace días por el presidente de la concesionaria, Michael Clark, en paralelas entrevistas en El Mercurio y La Tercera. El empresario no solo aventuró una historia tranquila para este año, sino que incluso dio otro paso: “La U no volverá a bajar nunca más”, aseguró.

Fue una declaración potente. Digna de un cuidado diseño de empresa de comunicaciones. Claro, porque Clark dijo lo que el hincha de la U quería escuchar. Y adosó otra promesa populista: el estadio propio de la U puede ser por fin una realidad en un mediano plazo. “Hemos trabajado silenciosamente en ello desde que asumimos”, señaló (aunque estaba claro que quería contarlo…)

Por cierto, todo ello fue dicho en medio de la renovación profunda del plantel azul, ideada y ejecutada por el gerente técnico Luis Roggiero. A la llegada del DT colombiano Santiago Escobar se fueron sumando altas y bajas en el equipo que, ciertamente, han ido modificando el rostro de la futura escuadra titular (salgo de ello se vio en el partido ante Colo Colo en La Plata), por lo que ciertamente se puede entender que la U no debiera repetir lo vivido. Al menos generó cambios.

Pero, ¿basta esa transformación de piel y este conjunto de deseos para que la U crezca institucionalmente? Dicho de otra manera: ¿No es necesario que haya, paralelamente a los cambios en el equipo y a los buenos deseos, una alteración en los principios, en las maneras de trabajar, en los modos de lograr los nuevos objetivos?

Hasta el momento, no ha habido señales de que eso esté en mente de los dueños de Azul Azul y por ende, en toda la organización técnico-deportiva de la U.

Se escucha que la idea este año es pelear el título nacional, volver a disputar un torneo internacional, ganarle a Colo Colo en el Monumental. Y si bien esas son metas deseables, no reflejan el cambio de visión e identidad que se supone pretende la U.

¿Qué tan dispuestos están hoy los accionistas de Azul Azul en generar un plan potente y distinguible en la formación de los jugadores? ¿Hay una propuesta táctica que pretenda implantarse para lograr eso que llaman “identidad azul”? ¿Existen planes concretos que eviten el malsano protagonismo en los estadios de tipos que se disfrazan de hinchas para cometer actos delictuales? ¿Hay plazos para conseguir alguna meta deportiva alta o protagónica a nivel internacional?

No se escucha, padre.

Por eso, aunque el empresariado que maneja Azul Azul haya tenido la oportunidad mediática de desplegar palabras bonitas, hasta ahora ellas suenan solo como cantos de sirena que adormecen la frustración, pero no alientan la ilusión.

La U clama por cambios. Y que digan claramente si los quieren hacer. Siempre habrá espacio para escucharlos…

Sergio Gilbert

es periodista titulado en la UC, especializado en fútbol. Profesor universitario y redactor en El Mercurio. En Twitter: @segj66

Relacionadas
A fondo con...