Santiago de Chile.   Mar 16-04-2024
17:14

El tetracampeonato de la UC se forjó con la llegada de Paulucci y la fe de un plantel que nunca dejó de ser valiente

Gustavo Poyet llegó para sumar una nueva estrella, pero dijo adiós por los malos resultados y el mal genio de su hijo Diego. Cristián Paulucci, eterno ayudante, asumió el desafío aunque en forma interina. La buena onda que conquistó en el camarín y dos triunfos en línea lo confirmaron en el cargo. El equipo, en tanto, hizo lo suyo: recuperó la alegría, se acordó de jugar, elogió los planteamientos de su nuevo jefe, remontó varios cuerpos de ventaja y jamás perdió la fe. Así se escribió una temporada inolvidable para los franjeados.
Foto: Photosport
Raúl Neira04 de diciembre, 2021
“Muchachos, esto no da para más. Yo me tengo que ir…”
Universidad Católica acaba de perder ante Palestino, 0 a 3 en La Cisterna, y Gustavo Poyet entiende que su ciclo ha terminado. Esperó que todo el plantel estuviera en el camarín y, después de respirar profundo, sacó el habla.

Se ve dolido, pero seguro. Triste, pero coherente. “Debo dar un paso al costado, ya está. Se acabó”, disparó en medio de un silencio sepulcral. Si bien había logrado la Supercopa y llevar a la UC los octavos de final de la Copa Libertadores, por primera vez en 11 años la situación era insostenible.
Es sábado 28 de agosto y el Director Técnico uruguayo decide abandonar la cabina técnica de Universidad Católica. Enseguida dialogó con José María Buljubasich, gerente deportivo de Cruzados, y repitió el discurso. “Voy a cobrar hasta el último día trabajado”, agregó.

Así fue: entre domingo y lunes acordó el finiquito para luego decir adiós. Efectivamente cobró solo hasta el último día trabajado. La mala relación de su hijo Diego con varios integrantes del plantel —con Edson Puch y Fernando Zampedri, de hecho, estuvo a punto de llegar a los combos— y los malos resultados, el equipo acumulaba siete caídas en 17 juegos, ponían en riesgo la opción de pelear por el tetracampeonato.

A las 17:51 horas del martes 31 de agosto de 2021, Universidad Católica informó que Cristián Paulucci, primer colaborador en los tiempos de Gustavo Quinteros, Ariel Holan y del propio Poyet, asumía el cargo en forma interina. “Al mismo tiempo comenzará la búsqueda de un nuevo Director Técnico del Plantel Profesional de Universidad Católica”, agregaba la comunicación.

Mucho mérito es de Paulucci. Nos hizo volver a confiar en nosotros, a plasmar su idea, que era un poco lo que veníamos haciendo años anteriores. Y lo hizo no solamente con fútbol, sino también con cariño fuera de la cancha, con convicciones, con confianza, que es lo más importante y lo que a todo grupo humano le gusta Ignacio Saavedra volante de la UC

A partir de ahí, en San Carlos de Apoquindo comenzó a respirarse otro aire, uno más puro, menos denso. Más alegre. Las caras largas daban espacio a rostros felices. “Gracias por cómo nos estás tratando”, le dijo Diego Buonanotte a Paulucci a los pocos días. Zampedri volvió a ser un tipo feliz y, sobre todo, a tener más participación en el juego, Puch volvió a desbordar, Ignacio Saavedra se transformó en jugador de selección…

¿Por qué el DT argentino cayó tan bien en el vestuario? Paulucci conocía desde hace una década cada centímetro del recinto precordillerano, hasta donde llegó como analista de las competencias argentinas y uruguayas. Y si bien luego emigró a San Marcos y posteriormente a Huachipato, en 2019 estaba de regreso para auxiliar a Quinteros.

Los jugadores que comenzó a dirigir, entonces, lo ubicaban perfectamente. Sabían cómo era, de su trato diario. Pero, por razones obvias, lo veían desplegando un rol más secundario, aunque igual algunos le tenían bastante confianza. Cuando la UC derrotaba cómodamente a los tricolores como dueño de casa, en abril pasado, Zampedri fue hacia la banca y le gritó “¡Pelado, empezá a hablar, hermano! Estamos tocando la pelota al pedo acá abajo… ¡Cuatro a cero tenemos que ir!”.

Al momento de relevar a Poyet, el trasandino mantuvo el afecto y la convivencia. El plantel, por su parte, empezó a tomar nota de un Paulucci 2.0: empoderado, planificador, metódico y estudioso.

“Claramente Poyet no le caía bien a los jugadores; ellos no compartían sus estrategias”, confidencian desde Cruzados. El ya citado cotejo con Palestino dio cuenta de otro desencuentro futbolístico entre técnico y jugadores: “Me gritas ‘cierra’, pero no sé dónde… ¿Cierro con ‘Nacho’ (Ignacio Saavedra) o con Válber (Huerta)”, le preguntó Parot, algo confundido con las órdenes de su jefe.

“Mejoró la calidad de los entrenamientos y cómo encarar cada partido. De fútbol sabe un montón”, detallaron desde el camarín a propósito de Paulucci.

Tanto fue el progreso que después de las victorias sobre Audax Italiano y Curicó, Cruzados optó por el camino más rápido: confirmar a Paulucci hasta fin de temporada. “Observamos un muy buen trabajo en estas semanas, que posteriormente se vio reflejado en el funcionamiento de los partidos. Creemos que esta decisión nos va a permitir continuar con los rendimientos mostrados y, por ende, seguir en la lucha por el campeonato”, manifestó el “Tati”.


El feliz camino de Paulucci y su equipo tuvo un choque que pudo ser fatal: ante Colo Colo, en Pedrero, cayó agónicamente por 2 a 1 y volvió a quedar a cinco unidades del líder. En la interna se tocaron un par de temas: al equipo le faltaron piernas (96 horas antes terminó con dos jugadores menos el partido ante Santiago Wanderers), pero a la vez jamás perdieron la esperanza. Para ellos, no todo estaba perdido. “Vamos, vamos que ganamos todos los que vienen”, arengó José Pedro Fuenzalida.

En la precordillera muchos recordaron la remontada de 2010, cuando los albos llegaron a distanciarse siete cuerpos justamente después de imponerse en el Monumental por 3 a 2.

A los días, el pandemónium llegó a la casa del enemigo: siete casos de coronavirus, y la correspondiente trazabilidad que rotuló a 20 caciques como contacto estrecho, obligó a Colo Colo a jugar con jugadores que promediaban 19 años ante Audax Italiano. Ajeno al conflicto sanitario que vivía su rival, en San Carlos estaban inquietos porque desde Macul hicieron correr el siguiente rumor: varios jugadores de la franja habían visitado el camarín albo saludándose efusivamente con el contagiado número uno.

“Nunca fue nadie al camarín de Colo Colo. Esa información salió de allá, no sabemos con qué intención… También supimos que habían dicho que el origen del Delta que tuvieron ellos pudo ser de la UC y que lo habíamos transmitido en la cancha el día en que jugamos. Nada más alejado de la realidad: el 27 de octubre nos hicimos PCR y todos salieron negativos”, dijeron en la Católica.

Tarde o temprano, sin embargo, el covid-19 iba a pegar en el equipo franjeado. Y fue poco antes de actuar frente a La Serena. Primero fue un caso positivo (estelar en el equipo de Paulucci) que no viajó a la región del norte. A pocas horas del compromiso, la Seremi local detectó otro caso, correspondiente a un zaguero de poca actividad en el año. Junto a él quedaron desafectados sus tres acompañantes del primer piso del “Bus A”.

Gustavo Poyet, como en la imagen, mantuvo una relación más bien lejana con los jugadores. Ese punto fue vital para que los resultados no fueran buenos. Foto: Raúl Bravo

La UC se presentó con cinco titulares menos y en la plantilla se anotaron 16 futbolistas, no los 18 habituales: no había más material disponible en la zona papayera. Como sea, ganó tranquilamente por 2 a 0. En el camarín del estadio La Portada, hubo miradas cómplices. “Ganamos con varios menos y ganamos bien. La ilusión del título no la va a quitar nadie. ¡Vamos, carajo!”, gritó Luciano Aued.

Ese día, además, los cruzados recuperaron a Clemente Montes, Branco Ampuero reapareció sin fallas ni lesiones y Juan Cornejo sorprendió jugando de ‘6’, porque Ignacio Saavedra (como Válber Huerta y Marcelino Núñez) estaba convocado al combinado de Martín Lasarte. El domingo, un día después, Colo Colo tropezó con Curicó Unido y el tricampeón llegó a la cima.

“De acá no nos baja nadie”, se escuchó en San Carlos.

Y así fue: el 2-0 sobre Huachipato más la consagración ante Everton dejaron a la UC en lo más alto y por cuarto año consecutivo.

Raúl Neira

es redactor de Deportes El Mercurio y especializado en fútbol. Con más de 25 años de carrera, cubrió la Copa Confederaciones de Rusia 2017, la Copa América de Chile 2015, copas Libertadores, sorteos y partidos clasificatorios a la Copa del Mundo.

Relacionadas
A fondo con...