Desde el punto final se definió el partido entre Melipilla y Everton, en Santa Laura. Porque poco más ocurrió en el juego mismo, una pelota en el palo, algún manotazo. Pobre. Pero desde los 12 pasos se definió el 1-0 final: el uno y también el cero.

A los 63 minutos, Cristopher Barrera se tiró al piso, o más bien se desparramó, una desprolijidad que terminó con su brazo llevándose la pelota, en un penal indiscutible. Pero apareció uno de los dos grandes de Melipilla: Nicolás Peranic, que atajó el bien pateado lanzamiento desde el punto blanco, servido por Juan Cuevas.

Después, a los 76’, la historia fue distinta. Diego Oyarzún pasa a llevar a Gonzalo Sosa en el área en una de esas decisiones que solo son penales en las pantallas. El mismo goleador, la otra figura del “Potro”, tomó la responsabilidad y no falló.

Fue un partido trabado, de pocas emociones en las áreas. Lo dijo el mismo Peranic: “Ni merecimos ganar, pero lo sacamos adelante, ante un gran equipo. Había que ganar y llegamos a la última fecha dependiendo de nosotros, que era lo que queríamos”.

Sobre el dudoso penal en favor del local, el técnico evertoniano Roberto Sensini, dijo que “son cosas que pasan en finales de campeonato”.

El cuadro viñamarino completa seis jornadas sin ganar (cuatro derrotas y dos empates). El portero, Franco Torgnascioli, analizó que “son rachas de las que cuesta salir, hay que levantar cabeza”, y mandó un mensaje para la otra lucha, la del título: “Nos queda un partido. Vamos a enfrentar el partido contra la UC como una final, que den la vuelta en nuestra cancha es algo que al jugador no le gusta”.