Hace 30 años, la selección femenina de fútbol jugó el primer partido de su historia. El rival fue Brasil, en Maringá, y el resultado es mejor olvidarlo: derrota por 6 a 1. El técnico Bernardo Bello eligió 18 futbolistas de un universo de 500 postulantes que meses antes se había sometido a pruebas técnicas, tácticas y físicas.

Viajaron, debutaron y perdieron. Pero escribieron el primer capítulo de la historia.

Tres décadas después, el status de la Roja es otro. La selección chilena terminó entre lágrimas su participación en los Juegos Olímpicos de Tokio, idéntica e ingrata sensación que las acompañó tras quedar eliminadas del Mundial de Francia, hace dos años, en primera ronda.

“Ya no jugamos a que no nos hagan muchos goles, sino que salimos a tratar de ganar a las potencias”, opina María José Urrutia, la ‘9’ de la escuadra, para resumir cómo ha ido evolucionando el fútbol femenino en Chile.

Pero esta generación, insaciable, quiere más. “Es importante que se trabaje a nivel de clubes, que los equipos se involucren, necesitamos que mejore la formación y que haya más jugadoras. Son muy pocos los clubes en Chile que se preocupan de verdad del fútbol femenino. Cerramos un ciclo con los Juegos, pero no se acaba aquí, tenemos que pensar en la Copa América y en los próximos desafíos”, enseñó Christiane Endler después de la caída por la cuenta mínima ante Japón.

El foco de la ANFP, representada por el director deportivo Francis Cagigao, apunta a clasificar al Mundial de 2023, que organizarán Australia y Nueva Zelandia. En la interna de la selección sostienen que el grupo que participó en la cita olímpica debería ser la base. “Por edad tendrían que seguir todas, tienen aún mucho que aportar, aunque la fuerza deberán hacerla quienes juegan en el extranjero”, dicen. Y si de renovación se trata, mucha fe le tienen a la arquera Antonia Canales, de Universidad Católica, quien con 18 años se postula para ser la sucesora de Endler.

Otro dato: José Letelier, el técnico, tiene contrato indefinido, “pero sabemos que hay algunos clubes de Europa que han preguntado por él. Lo han venido a buscar un par de veces”, confidencian en Quilín 5635.

En la ANFP dan cuenta de varios avances que ha tenido la competencia interna que tiene como fin alimentar a las distintas selecciones nacionales. “Nuestra premisa es impulsar una mejora constante de nuestros torneos; aportar a la profesionalización desde su organización, con un campeonato de Primera División cada vez más sólido y en mejores estándares cualitativos: la mayoría de los equipos están jugando en estadios profesionales, su trabajo diario se desarrolla por cuerpos técnicos y staff mayores en número y más capacitados. Y muchas de las jugadores seleccionadas se desempeñan en el campeonato, lo que contribuye a la competitividad de la liga”, dice Constanza Minoletti, subgerente de fútbol femenino.

El año pasado, por ejemplo, la liga chilena fue la única del continente que no se suspendió producto de la pandemia. Y en octubre próximo, Viña del Mar será sede de la Copa Libertadores: Santiago Morning y Universidad de Chile más Colo Colo o Palestino serán los representantes nacionales.

Minoletti agrega: “Actualmente se televisan y transmiten por streaming los partidos todos los fines de semana y además va creciendo el espacio en los medios de comunicación. Nos aseguramos de incluir en la competencia a las jugadoras menores, exigiendo un número mínimo de habilitación y presencia de futbolistas Sub 18, y trabajamos para disminuir la edad de inicio en la formación de las niñas, que es el factor determinante en el desarrollo de los y las deportistas profesionales”.

Hay progresos, pero falta. Y en la ANFP lo saben. “A Santiago Morning, Colo Colo y Universidad de Chile se sumaron Palestino y Fernández Vial como equipos profesionales. Esperamos que a la brevedad se sumen más y más equipos”, detallaron.

Las actuales campeonas nacionales, de hecho, acaban de anunciar a su nueva entrenadora, la española María Pry, quien a los 36 años registra experiencias técnicas en Sevilla, Betis y Levante. La idea es seguir en la senda triunfal (son punteras del Grupo A con 24 puntos en ocho partidos) y aspirar a una histórica participación el certamen continental.

Objetivo que hace 30 años era nada más que un sueño.