Santiago de Chile.   Jue 28-03-2024
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El oro de la Roja no se oxida

En la tarde del lunes, cuando Messi convirtió en gol esa joya de tiro libre, creo que nadie entre los espectadores chilenos se dio por vencido. Ya lo habíamos visto pocos días antes en territorio argentino y creíamos posible la repetición. Era el mismo sentimiento de confianza, de seguridad, que sentíamos con las formaciones que nos dieron dos Copas.
Foto: France Presse
Edgardo Marín15 de junio, 2021
Cuando la “generación dorada” estaba en su apogeo nos pareció que su brillo podría seguir iluminando a los que se agregaran a la Selección. Algo así como una herencia o contagio del brillo. Pero nos entró la duda más adelante, por el funcionamiento y los resultados que siguieron, más las vacilaciones y la poca convicción del plantel y de su banca. Y ahora, junto con la llegada de Martín Lasarte, hemos vuelto a nuestra creencia original: el genio de estos dorados es heredable.

Se requería de un conductor de procesos que supiera hacer los ajustes necesarios, sin aspavientos ni extremos emocionales, con sentido práctico del fútbol y sin por ello ser mezquino. Un conocedor agudo, además, del carácter del futbolista chileno.

En la tarde del lunes, cuando Messi convirtió en gol esa joya de tiro libre, creo que nadie entre los espectadores chilenos se dio por vencido. Por lo menos este opinante. Ya lo habíamos visto pocos días antes en territorio argentino y creíamos posible la repetición. Era el mismo sentimiento de confianza, de seguridad, que sentíamos con las formaciones que nos dieron dos Copas. Es algo impalpable, que está más allá de nuestros seleccionados, aunque se apoye en ellos, y más allá de los rivales, por importantes que sean. Esa confianza está en el aire, instalada en el subconsciente, en algún lugar de nuestra memoria.

La sabiduría cada vez más plena de Charles Aránguiz está entre las luces más visibles de este renacimiento que vuelve a combinar buen fútbol con garra y fuerza. Es muy buen jugador “Charánguiz”. Y está cada vez mejor en su visión y ejecución.

¿Cómo no va a renacer la fe viendo jugar a Medel? Fiero como siempre para salirle al paso al que se perfila hacia el área o para atacarlo en las 18. Sin perder ningún duelo, para auxiliar a la banda y apoyar a su compañero de área. Infunde ánimo, regala certeza.

Y esta vez, en tierra brasileña, hasta Eduardo Vargas renace desde la triste sequía para meter el cabezazo oportuno que nos da el empate. Lo esperó Lasarte y valió la pena para que "Edu" vuelva a meterse entre los grandes goleadores de la Copa.

El impecable Claudio Bravo, el siempre confiable Mauricio Isla y en tono muy menor Arturo Vidal volvieron a formar el cuadro mágico de la escuadra histórica.

Y, dígame, ¿qué sabor le dejó Ben Brereton? Fuerte, metedor, hecho para las luchas bravas y por algo formado en la liga inglesa. Un número puesto a la brevedad. La consolidación total de Erick Pulgar y el aporte voluntarioso de Jean Meneses, el crecimiento de Enzo Roco… y otros que esperan van marcando la renovación tan esperada cobijados por la experiencia triunfal de los “dorados”.

El lunes por la tarde fuimos felices.

Edgardo Marín

es periodista egresado de la Universidad Católica, donde estudió a la par de su trabajo periodístico. Ha sido reportero y comentarista en diarios, revistas, radios y canales de televisión, además de investigador y autor de libros de historia del fútbol. Premio Nacional de Periodismo de Deportes 1993.

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