Luciano Arriagada y Daniel González tenían dos años cuando Claudio Bravo se estrenó en la Copa América, en Arequipa 2004, lo cual da cuenta de la variada brecha generacional que se desprende de la convocatoria de Martín Lasarte para la 47ª edición de la Copa América, que este jueves superó su último obstáculo: la justicia de Brasil rechazó dos recursos que buscaban impedir la disputa del torneo.

El cuerpo técnico de la Roja va a la pelea con la primera línea de la “Generación Dorada”, le agregó jugadores de proyección y casi no tocó a la franja de gregarios. El reglamento permite, en caso de lesión, modificar algún nombre hasta 24 horas antes del debut con Argentina, el lunes 14 en Río de Janeiro. Esta vez, el certamen también faculta para sustituir tres futbolistas a partir de la fase final y además, en caso de contagio por coronavirus se pueden reemplazar hasta cinco deportistas.

En términos prácticos, del grupo de 30 jugadores que utilizó el seleccionador para la doble fecha clasificatoria frente a Argentina y Bolivia, fueron desafectados Jean Beausejour, Bryan Carrasco, Yonathan Andía, Juan Leiva, Luis Jiménez y Fabián Orellana (estos dos últimos tuvieron minutos el martes ante Bolivia), y a cambio se sumaron Arriagada (19 años), González (19), Marcelino Núñez (21) y Pablo Aránguiz (24).

“Buena decisión de llevar a los que hacen el gasto, porque en la competencia está el desarrollo de una forma de jugar, nueva en este caso. Los mayores van a guiar al resto y con más entrenamientos y partidos uno supone que se acercarán a su mejor forma pensando en la reanudación de la eliminatoria. De los nuevos me gustaría ver a Carlos Palacios: tiene personalidad, desequilibrio, y tiene controles hacia adelante, eso no abunda. Este grupo garantiza competitividad, imposible aventurar hasta qué fase llegarán, pero sí aseguran carácter”, observa el técnico Miguel Ramírez, alertando que la Roja en las últimas tres ediciones del certamen llegó al máximo de seis partidos, con dos coronas incluidas.

Fernando Vergara, ariete de la selección en la Copa América 1997, celebra la medida de llevar a los estandartes a Brasil. “Tiene que ir lo mejor. Me gusta Arriagada y lo de (Pablo) Aránguiz es una muy buena opción”.

Lasarte incluyó cuatro centroatacantes para paliar la escasez de contundencia que arrastra el equipo. A la fila de Eduardo Vargas se ponen Felipe Mora, Ben Brereton y Arriagada. “Deben buscar lo que mejor encaje con el equipo y abocarse a solucionar el problema de gol que tiene Chile. Los cuatro tienen diferentes características. Deben buscar la mejor versión del equipo”, detalla Vergara. “Uno espera más de Vargas, él se complica cuando sale del área. Puede ser el momento de Mora, pero alternativas hay”, lanza Ramírez. “Vargas ha cometido un error grande que es alejarse del área, ahí dentro logró su mejor versión, pero le sigo dando crédito”, abona Jorge “Koke” Contreras, finalista en 1987.

Manuel Crespo, exjefe técnico de las inferiores de Colo Colo, pide atención con Arriagada, que suma tres goles en 190 disputados en el primer equipo albo. “A Luciano nadie le ha regalado nada, lo pasó bastante mal después que no contaron con él para la Sub 17 tras tener un gran año, ahí se vino abajo, pero levantó cabeza. Se trata de un delantero que remata muy bien al primer toque, con muchos recursos, tiene variedad para definir”, enseña el español.

El plantel ampliado permite que todas las funciones estén cubiertas por dos, tres y hasta cuatro futbolistas, sin embargo Lasarte desistió de sumar laterales puros como reemplazantes de Mauricio Isla y Eugenio Mena, cuyos sustitutos eventuales serían González (zaguero de oficio, utilizado en la banda por “Machete” en el amistoso ante Bolivia) y Sebastián Vegas (zaguero central en la jornada de marzo en Rancagua), respectivamente. Mientras que con Gary Medel, Francisco Sierralta, Guillermo Maripán, Enzo Roco y los mismos González y Vegas, la zona de defensores centrales delata abundancia, proyectando quizás el dibujo táctico empleado en San Carlos.

“La línea de tres dependerá del rival que enfrente, vimos que Lasarte puso tres defensores estimando que Bolivia podía jugar con dos delanteros; es un técnico que cambia de acuerdo al rival que tiene al frente. En ese sentido, esta selección se ha hecho más versátil en relación a lo que venía haciendo; fue capaz de hacer un juego muy ofensivo con Bolivia o plantear un bloque más retrasado en Argentina. Antiguamente era todo blanco o negro, hoy veo cierto matiz para contextualizar y la ver la necesidad de acuerdo al rival que le toca. En definitiva, un equipo más versátil”, explica John Armijo, entrenador de Melipilla.

“Pero es una nómina compensada y bien pensada, que sirve para evaluar un eventual recambio. A los únicos que podría extrañar es a (Edson) Puch y al ‘Chapa’ (Fuenzalida)”, añade el también expreparador físico de la selección Sub 20. “Que no estén Brayan Cortés y Fabián Orellana, que trae un ritmo distinto de Europa, me llama la atención, merecían más oportunidades por lo que vienen haciendo. Me gusta mucho ‘Pablito’ Aránguiz, un jugador distinto”, aseguró Fabián Estay en la Radio ADN.

Nueve jugadores de la nómina actual se repiten de la última Copa América, también disputada en Brasil, una decena de la versión 2016, ocho de 2015, cinco de 2011 y Bravo sobrevive de las ediciones 2007 y 2004. La armadura completa, con imberbes que todavía no se estrenan en la mayor y con el gol extraviado como percance de última hora.