“Todos conocemos el contexto de la Copa América. Se discutió mucho interna y externamente. En ningún momento los jugadores se negaron a llevar esta camiseta. Es nuestro sueño de infancia. Es un gran orgullo”, dijo Marquinhos, capitán de Brasil, apenas concluido el triunfo por 2-0 sobre Paraguay.

La rebelión en el Scratch se apagó. Pero no la molestia. “Estamos en contra de la organización de la Copa, pero nunca diremos que no a la selección brasileña”, manifestaron luego los futbolistas a través de un comunicado. “Estamos insatisfechos con la conducción de la Copa América por parte de la Conmebol, ya sea que se hubiera disputado en Chile o en Brasil. Fue un proceso inadecuado en su realización”, dice el texto.

Como sea, el lío no termina. Porque el Tribunal Supremo de Brasil, máxima instancia judicial, discutirá mañana dos solicitudes que pretenden evitar la disputa del campeonato.

“El presidente del tribunal, ministro Luiz Fuz, convocó a una sesión virtual extraordinaria este jueves, con duración de 24 horas, para que los magistrados decidan sobre la realización de la Copa América en Brasil”, señala el boletín oficial.

Los jueces votarán el destino sobre dos acciones que piden la suspensión del torneo debido al riesgo sanitario y a que viola los derechos a la vida y a la salud: una de la Confederación Nacional de Trabajadores Metalúrgicos y otra del Partido Socialista Brasileño.

El futuro de la Copa se verá en la corte.