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El “protoloco”

La cantinflesca operación que suspendió el partido entre Colo Colo y Antofagasta solo puede ser corregida y enmendada con una muy buena explicación del directorio de la ANFP, que debe sentar un precedente para futuros casos que no pueden generar confusiones.
Foto: David Alarcón
Aldo Rómulo Schiappacasse27 de septiembre, 2020
Si algo faltaba para coronar el caótico año de Colo Colo, llegó esta comedia de equivocaciones, faltas y desinteligencias cometidas torpemente tras su viaje a Brasil, lo que no sólo ha servido para enfatizar la falta de liderazgo y las erráticas medidas tomadas por los responsables directivos y técnicos del club, sino además para poner en una encrucijada al fútbol chileno, que deberá decidir en las próximas horas cómo sale de un enredo autoprovocado.

Por lo pronto, las decisiones tomadas por la institución para volver al país provocan extrañeza, por decir lo menos. Subir al avión de retorno a un dirigente que estaba contagiado no sólo parece una pésima medida —entendiendo el apretado calendario de los albos y los rígidos protocolos sanitarios— sino un riesgo que podría haberse pagado aún más caro. Era cosa de sentido común, nada más. Lo que pasó en el hotel de concentración y en la antesala de aquel viaje deberían ser objeto de investigación para aclarar cabalmente lo sucedido y los responsables, porque está en juego el prestigio y las capacidades de un cuerpo médico que ha actuado de manera intachable durante el proceso de retorno del fútbol.

Todo lo que pasó en la llegada a Santiago es difícil de comprender, por los desmentidos mutuos entre Blanco y Negro y la autoridad sanitaria, y porque fue la ANFP la que tomó una medida que tendrá que explicar y justificar en detalle, por lo que está en juego. Y, sobre todo, porque Colo Colo había presionado manifiestamente para suspender el partido ante Antofagasta, aún sabiendo las complejidades de esa medida, que atenta contra el espíritu del reglamento, la equidad y la justicia que reclaman los tiempos que vivimos.

Todo lo vivido denota desorden, improvisación, desprolijidad y genera una sensación lamentable. La cantinflesca operación que suspendió el partido solo puede ser corregida y enmendada con una muy buena explicación del directorio de la ANFP, que debe sentar un precedente para futuros casos que no pueden generar confusiones, más aún si hasta ahora todo había funcionado de manera impecable, y la tasa de contagios del fútbol chileno era una de las más bajas del continente, por el esfuerzo de los clubes, las autoridades y la misma ANFP que ahora tropezó burdamente.

Poco podemos pedirle ahora a Colo Colo, que ha dado muestras de falta de liderazgo, confusión y procedimientos erráticos no sólo en su plana directiva, sino también en la banca y la cancha. Sería impropio y hasta injusto exigir coherencia a una institución que va en picada libre, y donde todos dan muestras de pánico escénico. La responsabilidad de esclarecer los hechos está en otras manos, porque urge responder todas las interrogantes, establecer culpables, delimitar intenciones, dictar sanciones y sentar jurisprudencia. Porque de otra manera, más que un protocolo, parecerá que esto es “procolocolo”.

Aldo Rómulo Schiappacasse

es, además de columnista de El Mercurio, presentador de televisión, periodista y comentarista deportivo. Actualmente trabaja en el Canal del Fútbol, Chilevisión y Radio ADN.

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