Claudia Piña sabe de mariscos. También sabe cómo relacionarse con los pescadores de las caletas, de quienes adquiere piures, locos y erizos que, hasta antes de la pandemia, procesaba, congelaba y distribuía principalmente a hoteles y restaurantes. Pero llegó la pandemia y debió innovar: el salmón se convirtió en cebiche tempurizado; los piures, locos, erizos y salmón, en mousse gourmet que junto con su pareja Edgardo Riedemann envasan y venden.
Pamela Valdés se angustia cuando ve que el precio de la miel chilena, a pesar de sus características únicas comprobadas científicamente, se vende a granel y el apicultor recibe un precio muy por debajo de su verdadero valor. Fue por eso que en 2018 se unió con Panales del Sur y Agrícola Quillayes y, con el apoyo de Corfo, crearon HoneyGroup Chile, con la que busca sumar valor a la miel nacional —propia y de pequeños apicultores—, intentando llegar a Europa con productos envasados, incluso en sachets que sirvan de colación infantil. Así, incluso está presentando miel de Isla de Pascua.
La historia de Loreto Valenzuela, en cambio, partió trabajando para empresas de fruta, como ingeniera agrónoma, pero desde el ámbito de la consultoría. En el 2018, un conocido le pidió que lo asesorara en qué hacer con un campo y así llegó a las trufas. Junto a su marido y un tercer socio, formó TruffleChile, a través de la cual elabora mantequilla clarificada con trufa; un tapenade de trufa y trufa deshidratada, pero además están viendo para elaborar mostaza con trufa y una salsa de toffee y trufa. Y, además, busca exportar trufas frescas a mercados como el francés.
CD Colmenares (por Claudio Droguet) es de Valparaíso, pero tiene 7.500 colmenas prácticamente a lo largo de todo el país, incluidas zonas de la Patagonia, de las que obtienen 200 mil kilos al año, cuenta su encargada de producción, Gisella Mancilla. Con ellas produce miel de distintos tipos, como con jalea real, con merkén, de quillay e incluso una de palto. Algunas ya las exportan a Emiratos Árabes, Colombia y Chequia, entre otros países. Ahora su marca comenzará a envasar y etiquetar en Alemania, con su propia marca —PatagonianHoning— que ahora muestran en su stand.
Cuatro pymes que fueron la representación de origen Chile en la Sial 2022, que se realizó la semana pasada en París, Francia, y a la que llegaron apoyados por ProChile, junto a otras 29 compañías nacionales de frutos secos, ciruelas deshidratadas y berries congelados.
“La importancia de venir a esta feria es muy grande, porque están no solo los países europeos, sino que están países de todo el mundo interactuando y buscando mostrar lo mejor de sí. Se encuentra mucha variedad de productos, pero además se pueden detectar las tendencias que se vienen y eso es lo que pueden percibir los productores y empresarios chilenos que vienen”, plantea Loreto Sánchez, directora internacional de ProChile.
La última Sial presencial que se había realizado y a la que había asistido Chile con pabellón propio fue la de 2018 (la de 2020 se realizó online por la pandemia). En 2022 volvió con 26 productos que desplegó en un total de 614 metros cuadrados en dos pabellones. A ellos se sumaron el pabellón de Chile Meat, que vino de forma independiente, con Faenacar, Frigosorno y Simunovic.
“Había necesidad de volver a la presencialidad. De volver a ver a tomar contacto directo, aunque lo online ayuda para reuniones. A nivel global, hay tres ferias en alimentos en las que Chile tiene que estar presente, la GulfFood, Anuga y la Sial. Estar aquí ha significado que en dos días hemos podido ir verificando la información y tomar el pulso de manera más directa a lo que está pasando con el mercado. Con una feria como esta resulta más complicado no estar que estar, por todo lo que representa”, dice Edmundo Valderrama, presidente de ChileNuts.
Parecido piensa Pedro Pablo Díaz, presidente de ChilePrunes, quien insiste en que para Chile y las ciruelas resulta esencial participar en estas ferias, incluso cuando la ciruela vive un buen año, en cuanto a precios. “Esta feria está orientada a mantener las relaciones, tener presencia y ver qué se viene, detectar las tendencias. Incluso hemos visto rusos que están visitando y buscando productos”, dice, agregando que durante el encuentro de París pudieron percibir cómo está el mercado y cómo está moviéndose la competencia global.
Chile responde a las tendencias
Tradicionalmente, a esta feria llegan representantes de todo el mundo no solo para hacer contactos comerciales, sino en búsqueda de las tendencias que están apareciendo en el mundo. Y con los resabios de la pandemia aún vivos y con la guerra de Ucrania, los europeos han venido intensificando tendencias que ya se venían perfilando hace algunos años.
“La pandemia mostró a los europeos la dependencia que tenían de países como China para su alimentación, y eso los llevó a decidir volver a ser autónomos, lo que ha intensificado en los consumidores la búsqueda del consumo local y que se apoya a los agricultores locales. Es un consumidor crítico, que busca aquello que es distinto, pero que le aporta a su salud”, comenta Natalia Fernández, de Linka International, asesora en comunicación y márketing en Francia. Pero agrega que están dispuestos a comprar lo que viene de otras partes cuando se les demuestra que se trata de productos que son distintos a los que hay en sus países y que demuestran que aportan al medio ambiente y la sustentabilidad.
La especialista destaca que la presentación de Chile en la actual Sial responde precisamente a esas tendencias, ya que son productos que tienen historia que contar. “Se trata de producciones muy locales en sus orígenes. Se trata de mieles que solo se pueden cosechar en bosques nativos de Chile; que tienen historias de comunidades o personas detrás, y que al ser producidos generan una mayor captura de CO2 que el impacto que tiene el transporte. Entonces, los europeos y los franceses están dispuestos a adquirirlos”, dice.
Precisamente es lo que ofrecen los cuatro expositores chilenos de origen Chile, que extraen sus mieles o trufas de bosques nativos, que trabajan con pequeños productores, caletas o comunidades; o con productos, como los frutos secos y deshidratados, que avanzan en la incorporación de sustentabilidad en sus procesos.
“Este año, hemos podido ver que tenemos una muy buena oferta, que responde a las nuevas tendencias que se viven, como un origen claro y propio. Lo que trajo Chile, especialmente en el área de innovación, son productos que tienen historia, y están muy asociados al territorio, a una localidad. Pero, además, para las pymes esto significa un aprendizaje importante de los mercados, de las relaciones, de qué buscan y cómo trabajan otros”, dice Loreto Sánchez.
La competencia
Recorrer los ocho halls de la feria, incluyendo los extras que representan el Sial Talks, el Future Lab, las startups o la innovación, toma prácticamente ocho horas durante tres días, y permite un atisbo a lo que está ocurriendo en el mundo de los alimentos y con el resto de la producción de alimentos del mundo.
Se ve, por ejemplo, una fuerte presencia de Argentina, la que llega no solo con carne —aunque claramente esta está presente hasta con un restaurante—, sino con legumbres, maní, vinos, aceite de oliva y algo de nueces. También es fuerte la presencia de Brasil, que luce productos propios, como las castañas locales, grandes nueces e incluso una “harina” de mandioca, que tiene aspecto de cuscús, saborizada con ajo o con pimienta. Perú destaca con su presentación de “superalimentos” locales, como la quínoa, o harinas tan diversas como la de maca, banana e incluso de lúcuma.
China, país que usualmente cubre una gran superficie en esta feria, se lució por su casi completa ausencia, ya que, producto de las cuarentenas internas, solo se vieron pequeños stands de empresas que ya están fuera del país.
“Este año, China solo está presente con pequeños stands de empresas que estaban en Europa, es la gran ausente. Usualmente, era notoria su oferta. Pero también hemos podido ver que los países de nuestra región están con una gran presencia, y lo mismo ocurre con otros países que tienen productos con los que Chile compite”, comenta la especialista de ProChile.
Estados Unidos y Canadá, con grandes espacios. En Estados Unidos se ven productos y marcas conocidas, pero destaca la exhibición de pistachos, almendras y algo de nueces.
Ucrania, en dos halls, luce berries congelados; Sudáfrica, entre otras cosas, unos innovadores rollos de fruta prensada; Costa de Marfil, harinas y tubérculos locales.
Relevante resulta también la presencia de Turquía, que no solo ocupa cerca de la mitad del pabellón tres, uno de los dedicados a las naciones, sino también con stands en prácticamente los otros seis temáticos, con productos tan diversos como nueces, avellanas y variedad de dulces, entre otros.
Los stands de cada uno de los pequeños empresarios chilenos reciben preguntas y visitas. Los mousses de mariscos causan interés. Las trufas causan sensación. Las mieles son probadas y las consultas se reciben en árabe, alemán, holandés, aunque la mayor de las veces todos recurren al inglés.
“Ha habido mucho interés. Nos ha permitido ver que la apuesta que tenemos es mantener y rescatar lo propio, lo tenemos que seguir haciendo, porque es potenciar la agroproducción chilena, que tiene alimentos y productos muy potentes y que responden a las necesidades y demandas de hoy”, dice Marcela Godoy, encargada de negocios de ProChile en Francia.