Los altos precios de los últimos años, la necesidad de las grandes empresas de ocupar la capacidad instalada de las centrales frutícola y la disminución en el interés por plantar cerezos, debido a los problemas comerciales de los últimos años, entre otros factores, han llevado a un renovado interés de parte de los productores e inversionistas por establecer huertos de kiwis.
"En la actualidad Chile tiene entre 6.000 y 7.000 hectáreas, y tenemos la capacidad de llegar a las 12.000 hectáreas, que fue la superficie que tuvimos en el mejor momento de esta especie", asegura Christian Abud, asesor y director gerente de C. Abud & Cía.
Los expertos creen que para que estos nuevos proyectos tengan éxito en el mediano y largo plazo será fundamental que se obtengan mayores producciones y fruta de alta calidad.
Para lograr ese objetivo es importante que los nuevos huertos sean establecidos en las zonas agroclimáticas adecuadas, se planten en densidades mayores y se realicen los manejos técnicos claves en el momento justo, entre otras cosas.
Mejorar las producciones
La mitad de los huertos de kiwi que existen en la actualidad en Chile tienen más de 20 años, lo que, sumado al mal manejo que muchos de ellos recibieron durante los años de malos retornos, ha mermado de manera importante su potencial productivo.
"Por más que queramos hacer las cosas bien y agregar herramientas y manejos novedosos, lo más probable es que no podamos pasar de las 40 toneladas por hectárea de fruta", afirma Raimundo Cuevas, gerente del área profesional de C. Abud & Cía.
En ese sentido, los expertos creen que un huerto nuevo y moderno, cuyo costo de establecimiento asciende a cerca de US$ 34.000 por hectárea (sin considerar el valor de la tierra), debería aspirar a producir alrededor de 55 toneladas por hectárea.
"Deberíamos buscar un promedio de 50 toneladas por hectárea, lo que quiere decir que en los años malos se produzcan cerca de 40 y en los muy buenos alrededor de 60", indica Raimundo Cuevas.
La idea, dice el experto, es que al lograr altas productividades el proyecto siga siendo rentable en el momento en que el precio de los kiwis baje.
Pensar en el terroir
Según los expertos, establecer el huerto de kiwis en una zona benigna, que le permita al cultivo acomodarse y desarrollarse bien, permitirá que el proyecto alcance un mayor porcentaje de fruta de alta calidad, es decir, de buen calibre y sabor y forma cilíndrica.
"Lo ideal es que en un huerto haya un 80% de fruta CAT 1 y un 20% CAT 2, ya que en momentos en que el mercado esté estrecho la diferencia de precio entre ambas categorías es casi un 50%", señala José Tomás Alvear, asesor experto en kiwis.
Desde Abud y Cía comentan que, pensando en este objetivo, han intentado posicionar en el último tiempo la importancia del terroir en la producción de kiwis, un concepto que tradicionalmente se usa en la industria del vino y que se relaciona con la mezcla de factores como el suelo, el clima y el agua en una determinada zona de producción y sus efectos en el producto final.
"En ese sentido, y considerando las particularidades del kiwi, hay que decir que el terroir de este cultivo es bastante más limitado que, por ejemplo, el de los cerezos", dice Christian Abud.
Así, por ejemplo, el kiwi, en general, requiere de un suelo bien drenado y profundo, que ojalá no sea arcilloso; y de un clima templado, con baja incidencia de heladas y pocas lluvias primaverales, entre otras cosas.
"Producir en zonas muy frías podría ser un problema, ya que aumentan las posibilidades de tener problemas con la acumulación de materia seca y la calidad final de la fruta", sostiene Raimundo Cuevas.
Esta especie también necesita agua de buena calidad, con una conductividad eléctrica que ojalá no supere los 0,7 mS/cm, debido a que es sensible a las sales.
"De hecho, hemos visto como proyectos que originalmente se planteaban en zonas cercanas a Santiago, que iban a estar ubicados en buenos suelos, se han echado para atrás a causa de que la calidad del agua en esa zona no era la adecuada", afirma Christian Abud.
Así, los expertos coinciden en que, si bien hay variados microclimas a lo largo del país que permiten la producción del kiwi, la mejor zona para establecer un huerto de esta especie es aquella que se extiende desde el sur de Angostura hasta Chillán, en el espacio entre la ruta 5 y la cordillera de la costa.
"Esta zona se conoce como ecosistema de valle central con influencia marina y se caracteriza por tener una influencia marina que suaviza las temperaturas máximas y aumenta la humedad relativa, lo que nos lleva a lograr mejor cosmética de la fruta y mayor seguridad de producción", asegura Matías Kulczewski, asesor experto en frutales.
Preparando el camino
Una vez definido el lugar en que se establecerá el huerto, es importante que, como en todo proyecto frutícola, se haga una adecuada preparación del suelo, sobre todo si se considera que la oferta disponible de suelos vírgenes y de buena calidad, a causa del avance urbanístico, es casi inexistente.
“Hay que llevar a cabo una preparación de suelo donde se incluya una buena preparación física, química y biológica, a diferencia de antes, en que solo nos preocupábamos de las dos primeras”, dice Matías Kulczewski.
Raimundo Cuevas, por su parte, resalta la importancia de que el proyecto sea establecido en una alta densidad, pasando de un marco de plantación de 4,5x2,5 o 5x3 m a uno de 4x2 m.
"Esto nos permitirá tener precocidad y un buen llenado del espacio", agrega.
El experto comenta que en Abud los nuevos huertos están siendo trabajados con brazos unilaterales -no dos brazos-, lo que permite tener un cordón productivo mucho más homogéneo y una menor zona de curvatura que es donde se generan altas cantidades de chupones y material que no sirve.
Sin embargo, José Tomás Alvear asegura que establecer un huerto de kiwis en alta densidad no siempre es la mejor decisión.
"La fruta en el cargador está concentrada en el último tercio, por lo que si tenemos una distancia de plantación más reducida tendremos una limitación para sacar esa fruta. Por ende, tendremos cargadores con menos fruta. Por ende, hay que tener cuidado", advierte.
Los expertos también destacan la importancia de hacer una adecuada distribución de las plantas macho, con el fin de lograr una buena polinización en el huerto.
"Estos deben ser establecidos al 16% en pie. Hay que manejarlos tan reducidos como si fueran floreros, de modo que realmente ocupen un 8% de la superficie", explica Raimundo Cuevas.
Matías Kulczewski, por su parte, dice que la cercanía entre plantas machos y hembras es lo más importante.
“Al tener alta densidad, la distancia se acerca y puede ser suficiente plantar un 12,5% interior más los borde sur y poniente, que suelen tener más fallas de polinización”, indica.
Sin embargo, advierte que en la medida que los precios de las colmenas sigan aumentando, producto de una disminución en la oferta de abejas (consecuencia del cambio climático y el descuido en el uso de productos), los productores tendrán que adoptar otras medidas para mejorar la polinización.
“Habrá que adoptar la técnica de pies macho en cada hembra o al menos una por medio, y entonces polinización artificial suplementaria”, asegura Matías Kulczewski.
El factor riego
Tan importante como lo anterior es asegurar que el nuevo huerto de kiwis cuente con el agua necesaria para desarrollarse bien.
“Esta especie tiene un alto consumo de agua que puede llegar fácilmente a los 12.000 m3/ha al año, es decir, más del doble de lo que requiere un cerezo, que consume alrededor de 5.000 m3/ha al año", indica Raimundo Cuevas.
De hecho, Matías Kulczewski destaca la necesidad de que la industria del kiwi estudie en mayor profundidad el tema y desarrolle tecnologías para reducir su alta demanda de agua.
“Esto se hace fundamental en la medida que he visto varios casos en que se ha debido desechar la opción de plantar kiwis por su alta demanda hídrica”, agrega.
En ese contexto, José Tomás Alvear recomienda que al momento en que se formule el proyecto, sobre todo si se pretende hacer un recambio de especie, se corrija la lámina de reposición diaria de agua.
"Hace 10-15 años en frutales se hablaba de que esta lámina de reposición diaria era de 7-8, pero ahora en kiwi debemos pensar que es entre 12 y 13 mm/día", asegura.
Los expertos también recomiendan que los nuevos huertos de kiwis cuenten con un sistema de riego por goteo.
"En los huertos más nuevos nos hemos preocupado de usar este tipo de riego en desmedro del riego por aspersión o micro aspersión que solían tener los proyectos más viejos, debido a que se logra una mayor eficiencia en el uso del agua y los fertilizantes, pero sobre todo en la distribución e infiltración del agua", explica Raimundo Cuevas.
Matías Kulczewski agrega que estos sistemas deben contar con triple línea, debido a la alta exigencia del cultivo.
¿Apostar por nueva genética?
Existe consenso entre los expertos de que un nuevo proyecto de kiwis debería apuntar sí o sí a la producción de variedades verdes.
"Ahora, si hay un productor que tiene mucha superficie y puede afrontar el riesgo fitosanitario y de la curva empinada de aprendizaje de las técnicas especiales de su cultivo, puede quizás dedicarle un espacio a la producción de kiwis amarillos y/o rojos, que también están siendo demandados por el mercado", afirma Matías Kulczewski.
En ese sentido, una parte de los consultados cree que la variedad a plantar debería ser Hayward, ya que cuenta con una alta valoración de parte de la industria y en Chile, en general, se maneja bien.
"El Hayward es una variedad que está muy bien posicionada en el mundo. De hecho, a la fecha no hay ninguna variedad que la haya podido reemplazar; las nuevas no son superiores, a lo más son iguales", asevera José Tomás Alvear.
Sin embargo, Christian Abud cree que es un buen momento para probar otras alternativas, como Hayward clon 8, una variedad que corresponde a un clon mejorado de Hayward y que entró a Chile hace casi 15 años para ser usado originalmente como patrón.
"Entrega un fruto más cilíndrico, igual o de mejor peso que Hayward. Además, tiene una planta que expresa más fertilidad, con menor emisión de frutos desformes y laterales. Por ende, es una planta más fácil de ralear. También tiene una tolerancia un poco mayor a PSA", señala Christian Abud.
Christian Abud cuenta que por estos días también están probando la variedad Gigante Montefrutal, que corresponde a una mutación que se dio en los huertos de Abud y que se caracteriza por entregar fruta grande y un poco más temprana (4 días) en floración y cosecha que Hayward.
"En las pruebas nos hemos dado cuenta que se trata de un kiwi muy interesante, con una poscosecha bastante similar a Hayward, pero con un calibre mayor", indica.
Los expertos señalan que otra herramienta que podría tener utilidad en los huertos modernos de kiwi son los nuevos portainjertos.
"Cabe recordar que en la actualidad las plantas que más se usan son las de semilla de la variedad Bruno, la semilla de Hayward y las estacas de las mismas variedades auto enraizadas", comenta Matías Kulczewski.
Entre las nuevas alternativas de patrones que se están evaluando en el país figura Tomuri (macho), que destaca por ser más resistente a las sales y la PSA que los tradicionales, tener un alto vigor y entregar fruta grande, entre otras cosas.
"Creemos que este patrón nos puede ayudar a ampliar el terroir kiwícola, ya que esta especie es más exigente en suelos", dice Christian Abud.
El asesor también comenta que en la actualidad están viendo la opción de desarrollar en el país Bounty, un patrón de origen neozelandés que se caracteriza por ser resistente a suelos más pesados, menos oxigenados y con mayores cantidades de sales.
"La idea es usarlo en huertos comerciales y probarlo", señala.
Si bien Matías Kulczewski reconoce el valor de estos trabajos y recomienda seguir realizándolos, cree que a la luz de los antecedentes existentes ninguna de estas alternativas “es capaz de generar cambios tan significativos en los huertos”.
Manejos que marcan la diferencia
Los expertos coinciden en que una vez establecido el huerto es fundamental llevar a cabo algunos manejos que son críticos para conseguir los objetivos productivos.
Uno de los más importantes es la poda de invierno, la que al ser realizada en un parrón puede ser un poco complicada, sobre todo para aquellos trabajadores acostumbrados a frutales como los cerezos.
"Dada su importancia es primordial que esta labor sea realizada por personal especializado", indica José Tomás Alvear.
El asesor destaca también la importancia de realizar otros manejos como el raleo post cuaja, la poda de los machos y el manejo de la luz.
"El problema es que estos importantes manejos, que deben realizarse entre noviembre y enero, coinciden con la cosecha de cerezas, por lo que muchas veces suelen descuidarse", afirma Alvear.
Raimundo Cuevas, por su parte, enfatiza en la importancia de realizar una polinización asistida en el huerto que ayude a alcanzar los niveles de producción requeridos y una buena calidad de la fruta, en términos de calibre y forma.
"Más allá de lo obvio, hay que tomar en cuenta que la flor del kiwi, en general, es bien poco atractiva para las abejas, por lo que cualquier ayuda es bienvenida en el huerto", señala.
Matías Kulczewski, en tanto, cree que la polinización asistida solo debe ser usada en situaciones especiales, como en huertos protegidos bajo plástico, donde las abejas no pueden trabajar bien.
“La polinización asistida es solo para situaciones particulares y técnicamente injustificada como práctica masiva, basado en investigaciones y en experiencia. Ninguno de mis clientes la usa por su alto costo e ineficacia al hacerse en forma económicamente afrontable”, advierte.
Kulczewski también hace hincapié en la dependencia de seguir aplicando forclorfenurón, una hormona que permite mejorar las producciones y obtener la fruta del tamaño que desea el mercado.
"Nosotros, a diferencia de Nueva Zelanda, no podemos producir más de 40 toneladas por hectárea de kiwis con el tamaño que requiere el mercado sin la aplicación de esta hormona. Si dejáramos de usarla, nuestras producciones bajarían a un techo de 35.000 kg/ha. Por lo mismo, somos dependientes de ella para que nuestros proyectos sean rentables", asegura.
Matías Kulczewski también advierte que se necesita seguir aplicando la cianamida hidrogenada para mejorar las producciones en las zonas que tienen relativa escasez de frío invernal, pero sobre todo para aliviar la necesidad de raleo de frutos y mejorar la eficacia de la polinización.