La tecnificación de los sistemas de riego es la alternativa más efectiva para enfrentar la escasez hídrica y sus consecuencias en un huerto frutícola, debido a que permite alcanzar una eficiencia de hasta 95% en el uso del agua.
Sin embargo, para alcanzar ese máximo potencial no basta con adquirir cualquiera de los distintos equipos que se encuentran disponibles (vea el recuadro “Las opciones disponibles”), sino que se necesita diseñar una estrategia de planificación completa, donde se contemplen determinados manejos antes, durante y después de la instalación del sistema de riego.
“Para alcanzar el máximo potencial de eficiencia hay que hacer un trabajo completo, donde se incluye una adecuada prospección del suelo en el que se va a trabajar, la realización de labores culturales antes de la instalación del sistema de riego y trabajos de mantención posteriores, y el uso de tecnologías que ayuden a la eficiencia, entre otras cosas”, asegura Gonzalo Cerda, encargado de productores de la exportadora Nueces del sur y asesor frutícola.
El factor suelo
Según los expertos, uno de los aspectos que más dificulta que un sistema de riego tecnificado pueda alcanzar su máximo potencial de eficiencia es pasar por alto el hecho de que en una superficie agrícola pueden existir distintos tipos de suelos, los cuales responden de distinta forma al agua.
"Hay que tener en cuenta que en un paño de varias hectáreas podemos encontrar suelos más arenosos y otros más arcillosos, los que reaccionarán distinto a las entregas de agua de, por ejemplo, un sistema con goteros que entreguen 2 litros por hora. En los suelos más arenosos se perderá más agua en profundidad, mientras que el más arcilloso se retendrá más agua", explica Claudio Vásquez, gerente comercial de Netafim Chile.
Ricardo Iturriaga, diseñador e instalador de sistemas de riego, comenta que conocer las características del suelo, será clave para realizar un mejor diseño del sistema de riego y, con ello, regar mejor.
“Normalmente los equipos están diseñados para 23 horas de riego. Sin embargo, si tenemos claro que en nuestro campo hay sectores más pedregosos, arcillosos o arenosos, tendremos que quizás solo necesitemos un equipo para 12 horas, por lo que si ponemos una bomba un poco más grande, podremos regar en menos tiempo y ahorraremos más agua”, sostiene.
Para lograr ese objetivo resulta fundamental que antes de establecer el sistema de riego tecnificado en el huerto se haga una adecuada caracterización del suelo a nivel físico y químico.
En ese contexto, los expertos recomiendan comenzar la prospección de suelos con la construcción de calicatas.
“Lamentablemente en los huertos las calicatas se usan para tomar determinaciones respecto del portainjerto que se usará y otras cosas de ese tipo, lo que está bien, pero normalmente no se utilizan para ponerlas al servicio del diseño del sistema de riego”, indica Ricardo Iturriaga.
Los expertos comentan que la cantidad de calicatas que se hagan dependerán de la superficie en la que se pretenda trabajar. Así, por ejemplo, si el predio tiene 10 hectáreas, lo ideal es hacer una calicata por hectárea.
“Si estamos hablando de 100 hectáreas, se hace otro tipo de análisis, en el que se van eligiendo determinados lugares para hacer las calicatas”, afirma Ricardo Iturriaga.
La idea es que este estudio de suelo también permita determinar otros parámetros elementales para el buen funcionamiento futuro del sistema de riego —especialmente para determinar el tiempo y frecuencia del riego— como el punto de marchitez permanente, la capacidad de campo, la humedad aprovechable y la densidad aparente.
Prácticas culturales y otros manejos
Tan importante como conocer las características del terreno en que se trabajará es generar las condiciones para que ese suelo se relacione de la mejor forma con el agua y el cultivo.
Para lograr ese objetivo se deben tomar algunas medidas antes de la instalación del sistema de riego.
Una de las más eficientes, sobre todo en los suelos más pesados (de franco a arcilloso), es hacer un “garreo” con maquinaria, con el fin de mover el 100% del suelo.
"Con esto se le da aireación y mejor infiltración al suelo, generándoles a las raíces un mejor ambiente para su desarrollo", asegura Gonzalo Cerda.
Otro aspecto al que hay que prestarle atención, sobre todo si se pretende instalar un sistema de riego por aspersión, es el viento.
"En una ventolera típica de febrero en la zona central, de 20 km/h, la eficiencia del riego puede caer fácilmente del 85% al 70%-60%", dice Gonzalo Cerda.
Por lo mismo, en esos casos, y dependiendo de la fuerza del viento que exista en la zona de plantación, recomienda establecer cortavientos de algún tipo.
Los expertos también recomiendan utilizar elementos como mulch y coberturas vegetales sobre las hileras de plantación, con el fin de ayudar a preservar la humedad del suelo y, con ello, mejorar la eficiencia en el uso del agua.
Incorporar tecnología
Un aspecto que ayudará en el objetivo de alcanzar el máximo potencial de eficiencia en un sistema de riego tecnificado es incorporar tecnología de última generación.
En el caso de que se quiera establecer un sistema de riego por goteo, por ejemplo, una buena opción es utilizar goteros de bajo caudal, los que permiten tener un perfil de riego más uniforme, con una menor carga de agua, y de paso evitar la percolación en profundidad.
"Hace 10 años se usaban los goteros de 4 litros por hora, mientras que hoy el más usado es el de 2. Sin embargo, ya hay algunos de 1 litro y menos, de 0.5 y 0.4 l/hora", asegura Claudio Vásquez.
Los expertos también recomiendan usar en los sistemas de riego filtros que tengan un retro lavado más eficiente.
"Se pueden usar, por ejemplo, filtros de anillas, que permiten hacer un uso más eficiente del agua que las tradicionales gravas", dice Claudio Vásquez.
También es importante contar con tecnología que ayude a medir la humedad del suelo (FDR, tensiómetros, etc) o el estado hídrico de las plantas. En este último grupo hay dos opciones que, a juicio de Gonzalo Cerda, son interesantes: la bomba de scholander y los dendrómetros.
"Estos marcan una gran diferencia, ya que están midiendo la humedad en la planta, lo que sin duda ayudará a que se puede alcanzar el máximo de eficiencia del sistema de riego", sostiene Gonzalo Cerda.
La mantención
Una de las principales razones que llevan a la pérdida de eficiencia y uniformidad de los sistemas de riego tecnificado son las fallas en los equipos a nivel de filtros, cañerías y otras piezas.
"Todo esto se relaciona, en la mayoría de los casos, con que no se hacen las mantenciones adecuadas. De hecho, en países como Estados Unidos se estima que al séptimo año un sistema de riego tiene un 75% de uniformidad, cuando fue diseñado sobre el 90%, y eso se debe al mal mantenimiento", asegura Claudio Vásquez.
En ese sentido, los expertos recomiendan llevar a cabo labores de limpieza de las distintas piezas de los equipos de riego al menos una vez al año (idealmente dos veces).
"Hay que preocuparse de descolar; revisar, limpiar y hasta cambiar los filtros, dependiendo del tipo; limpiar las cañerías cuando hay presencia de materia orgánica y preocuparse, sobre todo en el norte, de las acumulaciones de sarro, entre otras tareas", señala Gonzalo Cerda.
Claudio Vásquez, por su parte, comenta que una buena opción para mejorar estas labores es usar válvulas de lavado que limpian las líneas de riego de forma automática.
"Estas se ponen al final de la línea, y lavan en el inicio del riego, para después volver cerrarse. Posteriormente, cuando este ha terminado, vuelven a funcionar", explica Claudio Vásquez.
Los expertos también destacan la necesidad de revisar periódicamente la regulación de los sectores de riego, ya que no todos trabajan con las mismas presiones.
"Estos normalmente se cambian o se mueven. De hecho, a veces los mismos emisores sufren desgaste y puede que con el tiempo empiecen a botar un poco más o menos de agua, por lo que es ideal revisarlos un par de veces en la temporada", explica Gonzalo Cerda.