En los últimos años el avellano europeo se ha convertido en uno de los frutales con mayor crecimiento en el país. De hecho, se estima que desde 2007 en adelante la superficie ha aumentado a un ritmo de 1.300 hectáreas (Has) por año, llegando en 2016 a totalizar más de 15.000 Has. En ellas, además de los grandes proyectos, existen muchos emprendimientos de pequeña escala, de 5 o 10 Has, en los que las labores, —especialmente la cosecha— se hacen bastante difíciles de realizar, debido a que se llevan a cabo de forma manual.
Con la idea de buscar nuevas soluciones acordes a esta realidad, Alejandro Figueroa y Cristian Escudero, dos emprendedores del sector, tuvieron la idea de desarrollar una máquina cosechera moderna, pero que a la vez no fuera tan costosa como las tradicionales. Fue en medio de ese desafío que dieron con Torito M40, un equipo mecánico para la recolección de avellanas, pero que no necesita de un tractor para avanzar, ya que debe ser operado y empujado por una persona.
De hecho, la velocidad de la cosecha dependerá de la rapidez que le imprima el operador. La herramienta, que promete recoger el 90% de los frutos en la primera pasada, está compuesta por discos individuales plásticos dentados —fabricados en Estados Unidos—, un cuerpo de acero inoxidable y un recipiente de plástico removible de 15 kg de capacidad.
“Si bien la capacidad del recipiente es de 15 kg, lo ideal es que este no se complete, debido a que la mayoría de las veces el productor opera en lugares con inclinaciones. Por ende, lo mejor es retirar el recipiente antes de que se llene”, afirma Alejandro Figueroa.
De acuerdo a sus promotores, una de las grandes ventajas del Torito M40 es que, a diferencia de otros equipos de cosecha, como las máquinas aspiradoras, casi no requiere de mantencines. A lo más, dice Figueroa, se deben engrasar los rodamientos cada dos o tres semanas y apretar algunos pernos.
No obstante, advierte que para que funcione bien, se debe cumplir con ciertos requerimientos. Uno de ellos es que al momento de la cosecha el suelo del huerto esté firme, bien nivelado y ojalá lo más libre de malezas posible.
“De todas maneras, los productores están bastante acostumbrados a mantener la entre hilera sin malezas ni pastos largos, debido a que su presencia dificulta la cosecha. Y es que la fruta es tan pequeña que podría perderse fácilmente en la frondosidad”, advierte Figueroa.
El Torito M40 cuenta con recipiente plástico removible de 15 kg. Crédito: Alejandro Figueroa.
Una alternativa económica
Pero eso no es todo. Sus creadores afirman que el Torito M40 aparece como una excelente opción para enfrentar el alto costo que representa la mano de obra, especialmente en la cosecha. En la zona centro sur, por ejemplo, a menudo se pagan entre $200 y $400 por el kilo de fruta cosechada, dependiendo del momento de la temporada. Así, en un huerto donde se producen, en promedio, 200 kg, el costo de la cosecha por hectárea, a un precio de $300 por kilo, podría llegar a $600.000.
Cabe destacar que el precio de esta máquina asciende a $1.200.000 + IVA, cifra que de acuerdo a sus creadores se puede recuperar en una temporada.
Entre las ideas para hacer más eficiente su uso, destaca una que consiste en utilizar dos personas para la recolección. Una usará un rastrillo para acomodar toda la fruta en la entre hilera, mientras que la otra pasará la máquina sobre ella.
“Hemos calculado que una persona, caminando a una velocidad lenta, de 3 km/h, puede cosechar alrededor de una hectárea al día, lo que en términos concretos es bastante”, advierte Figueroa.
Las metas
A la hora de hablar de sus expectativas con el producto, Alejandro Figueroa comenta que por ahora su idea es dar a conocer esta innovación en el sector, para lo cual pretende recorrer la mayor cantidad de lugares del país.
“La idea es que esta temporada hayan varios equipos funcionando entre las regiones del Maule y la de Los Lagos para que los productores los puedan ver. Después de todo, el agricultor compra cuando ve que al vecino le funciona”, dice.
Pero no se queda allí. Si bien lo urgente es consolidarse en el mercado nacional, reconoce que lo ilusiona la opción de llegar con su producto a otros países, aunque reconoce que no será fácil.
“Lamentablemente, si nos ponemos a pensar en los grandes productores, como Estados Unidos e Italia, nos damos cuenta que la mayoría está mecanizado. En ese sentido, una opción es Rumania, donde las cosechas se realizan casi siempre de forma manual. El único problema es la lejanía de ese país. De todas maneras, hay que ir viendo qué es lo que ocurre”, señala.
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