Señor Director:

Benjamín Salas Cantor, exasesor internacional de la Presidencia, ha criticado en estas páginas al candidato Johannes Kaiser, por sus objeciones al funcionamiento del sistema internacional de derechos humanos.

Sin embargo, no ha sido Johannes Kaiser sino el expresidente Sebastián Piñera quien constató, en su momento, las fallas en el funcionamiento del sistema, esta vez en el ámbito interamericano de derechos humanos. Pues una cosa son los tratados internacionales y otra muy distinta el modo en que actúan o pueden actuar los órganos “guardianes” de aquellos.

En este ámbito, el 11 de abril de 2019, los gobiernos de Chile, Argentina, Brasil, Colombia y Paraguay presentaron una declaración ante el secretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), en la que formulan una serie de reparos al funcionamiento tanto de la Comisión como de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH). En dicha declaración se solicita un mayor respeto por el principio de subsidiariedad, por la legítima autonomía de los Estados para asegurar con sus propios procesos democráticos los derechos humanos, así como la necesidad de que el sistema reconozca el margen de apreciación o que aplique estrictamente las fuentes del derecho internacional de DD.HH. Asimismo, se proponen mejoras elementales: que las sentencias y resoluciones de los órganos “guardianes” solo tengan efectos para las partes en litigio, que garanticen efectivamente el derecho a la defensa, a la seguridad jurídica y a la igualdad procesal, que las sanciones de reparación sean proporcionales y que guarden consideración por los ordenamientos constitucionales nacionales, etcétera.

El sistema internacional de derechos humanos tiene fallas. El relato angelical en torno a él no mejora las cosas, solo las invisibiliza y evita que se solucionen. Lo que necesita nuestro país es que las cosas funcionen bien no solo adentro, sino también afuera.

Julio Alvear Téllez