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Cartas
Viernes 29 de noviembre de 2024
“¡Swett, Swett, Swett!”
Señor Director:
“¡Swett, Swett, Swett!”. Era el grito con el que enardecidos alentábamos a Alfonso Swett cuando, en un lejano 1990, postulaba para ser presidente del Centro de Alumnos de la Escuela de Ingeniería Comercial de la Pontificia Universidad Católica.
Hace 34 años se formó un movimiento estudiantil que generó una pequeña revolución en aquellas elecciones. Alfonso era un buen alumno que cursaba ya su último año. Aún no iniciaba su carrera en el servicio público. Nosotros éramos un grupo en busca de un cambio. Pero nos faltaba un líder. Varios de nosotros conocíamos las cualidades y habilidades de Alfonso, y lo invitamos a liderar este incipiente grupo. Algo sorprendido, aceptó a los pocos días la invitación.
Con su entusiasmo y energía contagiosa, se transformó inmediatamente en un líder excepcional, de esos que dan ganas de seguir. Ganó por amplio margen las elecciones e hizo una administración revolucionaria para los tiempos que corrían.
Eran tiempos de división, aún muy marcados por el plebiscito de 1988. El liderazgo de Alfonso ya comenzaba a dibujarse. Su capacidad de escuchar, de unir y de enfrentar los más complejos desafíos con convicción, entusiasmó a compañeros de distintas generaciones.
Todos éramos importantes, sin distinción política. Se armó un grupo excepcional, donde todos brillaron: los de derecha, los de izquierda, los mateos, los menos estudiosos, los deportistas, los intelectuales y los artistas. Todos nos sentíamos parte de una nueva escuela. Hasta los que asistían poco a clases empezaron a ir. Así, sin planificarlo mucho y quizás sin buscarlo, Alfonso dejó una huella en varias generaciones.
Hoy las declaraciones de dirigentes gremiales y políticos de todos los sectores llenan páginas con adjetivos para describir, con toda justicia, la persona extraordinaria que nos ha dejado tan tempranamente. El mismo Alfonso que conocimos en sus inicios: Simpático, entusiasta, inteligente, dialogante, convincente. Un grande, que partió su viaje como líder escuchando nuestras voces que lo alentaban gritando “¡Swett, Swett, Swett!”, hasta quedar roncos, agotados y felices.
Ha llegado a su destino. Que nuestro querido amigo descanse en paz.
Cristián Baltra;
Andrés Barros;
Sebastián Claro;
Jesica Duarte;
Fernando Edwards;
Pablo Guerrero;
Óscar Hasbún;
León Fernández de Castro;
Marcelo Macció;
Rodrigo Martínez;
Hernán Passalacqua;
Alejandra Pinto;
Salustio Prieto;
Gonzalo Restini