Señor Director:

La segunda vuelta electoral consume tiempo valioso para millones de chilenos y destina millones de dólares del presupuesto nacional que podrían financiar otras iniciativas. Además, es evidente cómo los candidatos que avanzan a la segunda vuelta adaptan sus propuestas al nuevo contexto, lo que genera poca claridad en los votantes sobre las políticas que realmente respaldan los candidatos.

Una solución a esto es el Voto Único Transferible (STV, por sus siglas en inglés), un sistema electoral en el que los votantes clasifican a los candidatos por orden de preferencia. Al inicio, cada candidato recibe los votos donde figura como primera opción, luego se elimina al candidato con menos votos y sus votos se redistribuyen al siguiente preferido aún en competencia. Este proceso se repite hasta que el número de candidatos coincide con los escaños disponibles. Implementado en países como Australia e Irlanda, el STV ha ganado popularidad por su eficacia y transparencia.

Diego Carrasco Novoa
Profesor asistente Universidad de Auckland