Señor Director:

Confieso que nunca imaginé que pudiera haber denuncias por abusos sexuales contra el Abate Pierre. Pero también debo reconocer que, por alguna razón misteriosa, no me sorprendieron. Supongo que son demasiados los sacerdotes que me ayudaron a tener una visión cristiana del mundo que han caído en un pecado que se remonta a los orígenes de la humanidad.

Su obra no necesariamente se está derrumbando, pero duele ver la debilidad de la conducta de alguien que promovía con denuedo el acercamiento a los pobres y desamparados, a los pobladores de las “callampas”, las “favelas”, las “villas miseria”, las “bidonvilles”.

El Abate Pierre dejó una huella profunda en muchos chilenos. Algunos lo creíamos en el camino de la canonización. Desde julio, sin embargo, se sabe de una larga serie de acusaciones acerca de su conducta.

Leo en El País que “un total de 24 mujeres han acusado al fundador del movimiento Emaús de hechos cometidos entre 1950 y 2000, tras una investigación interna iniciada el año pasado a raíz de una primera denuncia”. También The New York Times ha informado del caso. El Papa Francisco lo calificó de “pecador”.

No logro imaginar qué pensarán sus seguidores en nuestro país, muchos de los cuales, inspirados en su ejemplo, han dedicado su vida a mejorar las condiciones de los sin casa.

Pese a lo que se ha avanzado desde los años 60, todavía queda mucha tarea pendiente.

Abraham Santibáñez
Exdirector de La Nueva Aurora, quincenario del surponiente de Santiago en 1961