Señor Director:

En su carta de ayer, Gonzalo Blumel y otros militantes de Evópoli y exministros del gobierno de Sebastián Piñera ponen de manifiesto la diferencia profunda e insalvable entre su visión de lo que ocurrió el 11S de 1973 y la que tenemos en el Partido Republicano, y que motivó nuestra intervención pública de la semana pasada.

Para ellos “fue una tragedia para Chile (…), significó la pérdida de nuestra democracia por 17 años y nos mantiene profundamente divididos hasta el día de hoy”.

Para nosotros, en cambio, la intervención de las FF.AA. y Carabineros significó la salvación de nuestra libertad y de nuestra democracia, porque el Gobierno de la UP se encaminaba a un control total e irreversible del poder, como ha ocurrido en cada lugar donde esas ideas se imponen, y como fue denunciado por el Congreso Nacional y la Corte Suprema de la época.

Luego de 17 años, el Gobierno Militar entregó el poder cumpliendo con la voluntad expresada en las urnas, y la democracia que se desarrolló en el marco constitucional dio paz social y progreso a Chile por 30 años, hasta que los cambios favorables al ejercicio del poder de la izquierda, aprobados por un sector de la derecha al que siempre han pertenecido los suscriptores de la carta, le han permitido al PC y al FA nuevamente desestabilizar nuestra democracia y detener el crecimiento.

Celebrar lo anterior no significa ni de cerca compartir las violaciones a los DD.HH., sino tener un juicio equilibrado y sin complejos acerca de la historia.

Cuando los aliados celebran su victoria en la Segunda Guerra Mundial no lo hacen para legitimar violaciones a los DD.HH., que, ciertamente, se produjeron desde el bando vencedor, sino para rescatar una victoria que los salvó de la tiranía nazi, tal como en Chile celebramos una intervención que nos salvó de la tiranía comunista.

Vicente Martínez
Presidente nacional Juventud Republicana