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Sábado 03 de agosto de 2024
FIDEL CASTRO RECONOCE DESCONTENTO EN CUBA
3 de agosto de 1994
Un hecho inédito desde la Revolución Cubana fue la revuelta callejera ocurrida en La Habana el 5 de agosto de 1994, luego que la policía impidiese la fuga de un grupo de personas en embarcaciones hacia costas estadounidenses. Según analizaba la prensa internacional, la razón de fondo de los desórdenes —que causaron heridos y arrestos— era que el pueblo cubano estaba harto de sufrir los efectos de la crisis económica, la carencia de alimentos y de recursos básicos.
Un par de días después, “El Mercurio” informaba que Fidel Castro había asegurado que la protesta no tuvo real importancia y que representaba solo a los desalentados que deseaban salir del país. “Es cierto que hay inconformismo en una parte de la población, descontento. Pero también hay que tener en cuenta un inmenso patriotismo en la mayoría de la población que comprende las causas de los problemas que tenemos y que está decidida a defender la patria, la revolución y el socialismo”, dijo en Colombia, donde asistía a la asunción del Presidente Ernesto Samper.
Al mismo tiempo, sin embargo, reconocía que el panorama en la isla distaba de ser utópico: “No somos felices con las dificultades y luchamos contra ellas y avanzamos, pero realmente atravesamos un momento difícil”. Se refería a la angustiosa crisis económica de su nación. Además del bloqueo norteamericano que llevaba ya 30 años, sufría los efectos del derrumbe de la URSS, cuya ayuda desapareció junto con la caída del comunismo. También soportaba las deficiencias del sistema productivo, aunque paulatinamente se estaba abriendo al ingreso de capital extranjero y a ciertas reformas.
La crítica situación repercutía en los bolsillos de los cubanos. “Este año Cuba lleva a cabo un plan de ajuste económico que, en una primera etapa, significa el alza de los precios y tarifas en un 300 por ciento, dejando fuera solo una canasta familiar básica. El racionamiento de productos esenciales incluye ahora una lista de más de cien medicamentos”, se leía.
Lo cierto es que el líder cubano responsabilizaba a Estados Unidos de las protestas, haciendo referencia al embargo comercial. También lo culpaba de provocar el desorden interno y los intentos de emigración ilegal. Aseguraba que “la Guerra Fría se habrá acabado para mucha gente, pero no para nosotros”. Incluso lanzó una amenaza. Permitiría un nuevo éxodo masivo de sus compatriotas rumbo a las costas de Florida, causando así un gran problema de inmigración ilegal a Estados Unidos. Igual como lo hizo en 1980, con el llamado puente del Mariel.