Aquellos seguidores frecuentes de los streamings de #MiércolesDeMorales por las plataformas digitales de “El Mercurio” saben que presenciamos la temporada más competitiva en la NBA en tres décadas. Con 10 partidos por jugar, solo cuatro juegos distancian a ocho franquicias en la Conferencia del Oeste, dos de las cuales ni siquiera entrarán al play-in que decide las últimas dos plazas de playoffs.
En una temporada normal, veríamos a ciertos equipos con puestos asegurados darles noches libres a sus jugadores, en particular sus estrellas. Los punteros Denver Nuggets en el Oeste y Milwaukee Bucks en el Este no pueden darse el lujo de pestañear.
Siempre hay jugadores de impacto que terminan la temporada recuperándose de lesiones, como Karl-Anthony Towns en Minnesota Timberwolves o Rob Williams en Boston Celtics. Sabemos que Kevin Durant se adapta en un santiamén a cualquier equipo, pero su torcedura de tobillo, que lo inhabilita justo cuando se integra a Phoenix Suns, no pudo ser menos oportuna.
En el caso de Memphis Grizzlies, recuperarán a su baluarte Ja Morant de una suspensión por errores de juicio en su vida personal que pasaron a la luz pública. ¿Volverá a tiempo de lidiar con un tema personal Andrew Wiggins? Sus Golden State Warriors no podrán refrendar su campeonato sin él.
El caso de Dallas Mavericks es el más dramático. Justo cuando apuesta por un equipo ofensivo al traspasar por Kyrie Irving, tanto él como la estrella Luka Doncic lidian con lesiones. Dallas está en peligro de ni siquiera llegar al play-in, lo que sería desastroso, porque el contrato de Irving expira a fin de año. Tras empeñar una fortuna para adquirirlo, el temperamental Irving podría decidir irse, dejando a Dallas sin chicha ni limoná.
En Los Angeles Lakers, Anthony Davis asoma como en el tipo de jugador dominante que extendería la carrera del legendario LeBron James, hoy máximo anotador en la historia de la NBA. Ni James ni Davis han podido mantenerse ilesos y queda claro que uno solo no puede llevar lejos al equipo.
Además, ahora hay que descifrar el “load management”, el manejo de carga. Los jugadores de NBA recorren más distancia y aceleran y desaceleran en cada partido a una tasa sin precedente en la historia de la liga, nueva tendencia en medio de una NBA que busca extender las carreras de jugadores. James tiene 38 años y aunque sus pies lo traicionan, su mente y físico en general siguen colocándolo en un puesto de relevancia.
La ventaja de los playoffs, conocidos como “la segunda temporada”, es que normalmente hay descanso de al menos un día entre partidos. A eso apuntan estos 24 equipos todavía en contienda, que el descanso y la mayor preparación marquen la diferencia.
Lo que no cambia es la dinámica en la parte alta de la tabla que define la historia de la liga. Siempre hay equipos contendientes al campeonato, como Milwaukee, Phoenix, Boston y Los Angeles Clippers (si la lesión de rodilla de Paul George no termina siendo seria), pero también núcleos jóvenes como Sacramento Kings y Cleveland Cavaliers, por ejemplo. No olvidemos el San Lázaro de la NBA, el Oklahoma City Thunder, cuyo elenco de mocosos advenedizos viene a romper patrones, y podría colarse al play-in y los playoffs.
En esta recta final, cada partido impacta el panorama clasificatorio. No se puede pedir más.
Álvaro Martín
@RitmoNBA