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Editorial
Lunes 06 de febrero de 2023
Golpe al populismo
La República Checa confirmó su voluntad de alejarse del populismo, tan extendido en Europa Central, cuando los electores prefirieron al general en retiro Petr Pavel y no al magnate y ex primer ministro Andrej Babis como Presidente.
Si bien el Presidente en un régimen parlamentario como el checo no ejerce la autoridad ejecutiva, los predecesores de Pavel, Vaclav Havel, Vaclav Klaus y el saliente Milos Zeman, tuvieron mucha influencia en la política nacional. Por eso, en el exterior, en especial en la Unión Europea, se ha visto con beneplácito el triunfo de Pavel, quien, a pesar de haberse formado en la Checoslovaquia comunista, ha ostentado altos cargos en la OTAN y goza de la confianza de sus contrapartes europeas, que lo consideran un auténtico demócrata.
A diferencia de Zeman, quien antes de la invasión rusa a Ucrania buscó acercamientos con Moscú y Beijing, Pavel ha sido categórico en la postura cercana a Occidente. Y, como Presidente electo, causó escozor en el gobierno chino con la conversación telefónica que tuvo con la Presidenta de Taiwán, al día siguiente de su triunfo.
Sobre Ucrania, Pavel considera que debe haber un “apoyo militar casi sin límites”, incluidos aviones de combate F-16, y dice sentirse orgulloso de que su país fuera el primero en entregar a Kiev armamento pesado, blindados, tanques, lanzacohetes y cohetes. Aboga sin reservas por la incorporación de Ucrania a la OTAN apenas termine el conflicto porque, dice, sus militares son los más experimentados de Europa y Ucrania “merece ser parte de la comunidad de países democráticos”.
Pavel, que hizo campaña como independiente pero fue apoyado por la coalición de centroderecha del Primer Ministro Petr Fiala —quien reemplazó a Andrej Babis tras las legislativas de 2021—, afirmó que “ganaron los valores de la verdad, el respeto y la humildad”. Con esta segunda derrota de Babis, un millonario empresario que admira al líder “iliberal” húngaro Viktor Orban y que gobernó con un marcado estilo populista, la República Checa parece dejar atrás un período en el que se temía siguiera el derrotero de sus vecinas Polonia y Hungría, cuyos liderazgos autoritarios son cuestionados por las democracias europeas.
Sea un giro o el inicio de una tendencia en la que Europa Central recupera el ímpetu democrático que mostró apenas cayó la Cortina de Hierro, el resultado electoral checo es una buena señal de que la democracia no está inevitablemente declinando en esa región. Es probable que la invasión rusa a Ucrania haya hecho recapacitar a muchos electores que no estaban totalmente conformes con la pertenencia a la UE de que la unidad y los valores democráticos son la mejor defensa. Como ha dicho Pavel, “nuestras ciudades no están destruidas por la artillería y misiles rusos; pero nuestro futuro estaría destruido si no apoyamos a Ucrania para ganar el conflicto”.
La nueva megacárcel de Bukele
Desentendiéndose de las críticas internacionales y de los informes de organizaciones de derechos humanos, el Presidente Nayib Bukele continúa su “guerra contra las pandillas”, con la que, según el gobierno, ha detenido a más de 62 mil pandilleros y logrado controlar el territorio de El Salvador, asolado por los grupos delictuales que aterrorizan a la población. Con la inauguración reciente de la “cárcel más grande de América Latina”, para unos 40 mil internos, Bukele parece haber lanzado su campaña para la reelección presidencial de 2024.
Pocos presidentes en el mundo gozan de una popularidad tan alta. De acuerdo con diversas encuestas, su nivel de aprobación está entre el 75 y el 87 por ciento, y se debe principalmente a su política de seguridad, que ha resultado en una significativa baja de la criminalidad. Ante las denuncias de violaciones de derechos humanos, que incluyen desapariciones forzadas, torturas y muertes de detenidos en custodia policial, responde que “los únicos derechos humanos que me interesan son los de la gente honrada”, y defiende su estrategia mostrando cifras de reducción de la violencia.
En El Salvador, negociar con las pandillas fue en el pasado un tabú, y por eso Bukele nunca ha reconocido que habría acordado con ellas una tregua que duró hasta marzo del año pasado, cuando, en tres días, hubo más de 80 muertos. Los miembros de las “maras” habrían así conseguido beneficios carcelarios y otras prebendas con la condición de limitar la violencia. Supuestamente rota la tregua, el gobierno impuso el estado de excepción que ya va en su décima prórroga y se estima durará, al menos, hasta los comicios presidenciales.
La estrategia de seguridad de Bukele ya ha tenido imitadores, y es así como en Honduras, en diciembre, se impuso mano dura y un estado de emergencia para controlar a las bandas locales. Los analistas de seguridad y observadores de derechos humanos son muy críticos de estas medidas porque, aseguran, pueden tener éxito en el corto plazo, pero no logran erradicar las causas estructurales de la formación de pandillas. El atractivo de estas organizaciones criminales que “acogen” a jóvenes vulnerables, en entornos socioeconómicos frágiles, con las promesas de amistad y dinero fácil, es conocido y se replica en todo el mundo.
Es necesaria una política integral, con planificación a largo plazo, que debe incluir tanto el fortalecimiento de las fuerzas de seguridad y sus capacidades en inteligencia e investigación, como más oportunidades educativas y laborales para jóvenes en riesgo. Bukele aplica una parte de ese esquema, que puede traerle éxito en esta etapa, pero es dudoso que haya descubierto una receta para ganarle la guerra al crimen organizado.