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Cartas
Miércoles 21 de diciembre de 2022
La Feria Internacional del Libro de Santiago
Señor Director:
La función primordial de una feria del libro es mostrar la realidad literaria y cultural del momento, convirtiéndose en un polo atractivo para el encuentro entre autores y lectores. Las ferias del libro que tienen éxito en el mundo se plantean como espacios abiertos, inclusivos y transversales, donde todas las miradas tienen cabida, porque su objetivo es ser una plataforma que permita abrir nuevos canales y diálogos entre todos los actores de la cadena del libro. Solo pensada de esta manera, una gran feria del libro en Chile puede ser un verdadero referente y factor de cambio en la urgente tarea de promover la lectura como elemento indispensable de un mejor desarrollo de la comunidad.
Nuestro convencimiento es que Chile merece una muy buena Feria Internacional del Libro, una que sea realmente internacional y que ofrezca al público un programa cultural de excelencia. No se trata simplemente de un espacio donde se compran y venden libros; las ferias que realmente valen la pena son aquellas donde los profesionales y el público general entran de una manera y salen de forma distinta, porque ese espacio les agregó valor en todos los sentidos posibles.
Para lograr este sueño es necesario trabajar de manera colaborativa y coordinada, porque es la variedad de las miradas lo que hace atractiva y potente la propuesta final. En este espíritu, creemos que es urgente la integración de los cuatro gremios de editores que hoy existen en nuestro país para hacer posible una gran Feria Internacional del Libro de Santiago. El sentido no es otro que proporcionar cada año a la comunidad el mejor festival literario del que tenga memoria, una fiesta cultural de promoción de la lectura, de defensa de las libertades de creación, cátedra, expresión y pensamiento; un espacio donde se defiende la propiedad intelectual porque reconoce el inmenso valor detrás del trabajo de cada una de las personas que hacen posible que ese libro exista y llegue a sus lectores; una feria donde convive y conversa la diversidad y que, por lo mismo, acrecienta el valor de la democracia.
La voluntad de proteger a todos los chilenos y chilenas en el ejercicio de sus culturas y tradiciones, de promoverlas y de favorecer la actividad desarrollada por el sector editorial, entendiendo que es un vehículo esencial de transmisión del conocimiento, cultura y entretención, así como el rechazo a cualquier tipo de censura, son pilares fundamentales de este nuevo modelo. El fin no es conseguir más ventas, sino lograr que más personas disfruten con la incorporación de la lectura a sus vidas.
Seguramente habrá diferencias de miradas entre los distintos gremios y posiblemente también en los mecanismos necesarios para llevar adelante estos propósitos, pero en términos estratégicos, creemos que hay amplia concordancia. No se entendería que, teniendo todos el mismo afán de contribuir a un mejor país a través de la lectura, no fuéramos capaces de llevar unidos y a buen término la tarea de dotar a la ciudad de Santiago de una feria que la prestigie en Chile y el mundo.
Un proyecto como este podría y debería ser liderado por el Ministerio de las Culturas las Artes y el Patrimonio, el Gobierno de la Región Metropolitana y la Alcaldía de Santiago, para que, en conjunto con los actores de la industria y empresas colaboradoras, finalmente se logre que la Feria Internacional del Libro de Santiago sea parte de una política cultural de Estado que asegure su excelencia y permanencia en el tiempo.
María Angélica Zegers
Presidenta Corporación del Libro y la Lectura