Señor Director:

En los últimos días se discute sobre el neoliberalismo, e incluso algunos ponen en duda su existencia por carecer de pruebas.

Pues bien, en diciembre de 2011 se promulgó la ley 20.555, sobre Sernac Financiero, cuyo instrumento central es el Sello Sernac, entendiéndose como la certificación del Estado, a través del Sernac, de que los contratos financieros se encuentran libres de cláusulas abusivas y ajustados a Derecho.

Fue una política pública dirigida a aumentar la protección al consumidor, promoviendo la transparencia e información para corregir las asimetrías en este mercado, que tal vez tenga los contratos más opacos y de difícil entendimiento por parte de los ciudadanos, ofreciendo la garantía estatal sobre la legalidad de sus textos, incentivando con ello el sano ejercicio de la autorregulación.

Sin embargo, transcurrida más de una década de dicha iniciativa, ninguna entidad financiera de importancia solicitó el referido sello y algunos señalaron que no lo harían por la dificultad de obtenerlo y el alto riesgo de perderlo, invocando exceso de discrecionalidad de la autoridad.

Nadie podría señalar que el Sello Sernac atentaba contra los fundamentos para el desarrollo y prosperidad económica y social, no obstante ganó la visión más extrema, aquella que señala que el Estado, aun cuando fuera una certificación voluntaria en el contexto de la autorregulación, no debía entrometerse en los contratos entre clientes y proveedores financieros.

El neoliberalismo, más que un concepto o un eslogan, es una conducta, y a las pruebas me remito.

Juan Antonio Peribonio
Abogado