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Cartas
Sábado 29 de octubre de 2022
Víctimas del comunismo
Señor Director:
Refiérome a la carta de don Carlos Bombal sobre las víctimas del comunismo, publicada el día 25 de octubre.
Habría que averiguar si la intención con que fue escrita esa carta es la defensa de los derechos humanos o simplemente la de condenar al comunismo, porque no resulta bien cargar la balanza de la culpa en un solo sentido omitiendo mencionar los millones de víctimas de otros regímenes políticos, incluidos los directamente anticomunistas.
Hitler era furiosamente anticomunista e hizo perecer en sus campos de exterminio a seis millones de judíos. Inglaterra ha sido siempre muy anticomunista, pero hizo perecer de inanición a 27 millones de hindúes por especulación en el precio de los alimentos. Bélgica nunca ha sido comunista, pero en la independencia del Congo dio muerte a diez millones de nativos. Estados Unidos ha sido siempre anticomunista, pero en la guerra de Vietnam hizo perecer a 4,5 millones, entre los que se cuentan no pocos hijos de su propio pueblo, más tres millones en la guerra de Corea y otros tantos en la guerra de Irak.
A esto hay que agregar el genocidio de la población civil de dos grandes ciudades japonesas por dos bombas atómicas lanzadas por norteamericanos sobre gente indefensa.
Conviene recordar también que en la conquista de América fueron exterminados 15 millones de nativos de diferentes regiones y culturas. Asimismo, para el comercio y tráfico de esclavos en el Atlántico, llevado a cabo por europeos, perecieron 16 millones, principalmente, de africanos.
Ante este cuadro desolador cabe preguntarse si aquí el “malo de la película” es solo el comunismo, mientras otros criminales no comunistas estarían libres de culpa.
Si la intención con que se escribió la carta en cuestión fuera la defensa de los Derechos Humanos, las acusaciones del signatario cubrirían por igual los crímenes de Josef Stalin, los de Hitler, los de la Monarquía británica y la de Bélgica, los de Estados Unidos y los de los conquistadores españoles que combatían a nuestros pueblos originarios en nombre de su majestad católica Felipe II.
Todos estos criminales tienen en común el hecho de pertenecer a la cultura occidental cristiana; ahora bien, el hecho de no ser comunista no confiere ningún atenuante a su brutalidad.
Aconsejo a don Carlos completar su estadística de víctimas del comunismo con las de la monarquía y el capitalismo.
Gastón Soublette