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Lunes 16 de mayo de 2022
Niños más vulnerables presentan retraso en habilidades motoras y de lenguaje
Diagnóstico de Fundación Familias Power detectó también que hay casos en que no interactúan con adultos, no pueden diferenciar colores ni saben cómo tomar tijeras o lápices, algo que también advierten en los colegios.
A pesar de la falta de una medición oficial, con la probable suspensión del Simce de este año y su reformulación por un nuevo instrumento, cada vez aparece más evidencia sobre el fuerte impacto que tuvo la pandemia en niños y adolescentes.
La Fundación Familias Power (ex Niños Primero) logró detectar un nuevo indicador respecto de cómo se vieron perjudicados los niños más pequeños de sectores más vulnerables con la falta de actividades y de interacción con sus pares producto del encierro prolongado, mediante un diagnóstico que realizan cada año a las familias con las que trabajan.
Así, entre marzo y abril, la fundación realizó una evaluación a 665 casos de todo el país y diferentes tipos de contextos: de zonas urbanas, rurales y aisladas. Se trata de menores de edad preescolar, entre 21 y 58 (casi 5 años) meses de edad, pertenecientes al 40% más vulnerable, según el Registro Social de Hogares.
Déficit comunicacional
Se les midió en cinco dimensiones mediante visitas a sus domicilios: las habilidades comunicacionales, motora gruesa, motora fina, resolución de problemas y socio-individual, y se identificó que existe un “fuerte descenso” en las cinco áreas evaluadas respecto del año anterior, lo que se explicaría por la ausencia de jardines infantiles y colegios durante los primeros meses de pandemia.
La investigación evidenció que esto les perjudicó sobre todo a nivel comunicacional, ya que hubo varios casos de niños de 4 años que no pronuncian más de 10 palabras de forma clara y comprensiva, no conocen las tijeras o no saben tomarlas, no han tenido acceso a témperas ni saben cómo tomar un pincel ni un lápiz, y que no diferencian colores ni figuras geométricas.
También se detectó que niños de tres años no dicen más de cinco palabras, lo que reduce sus capacidades para adaptarse a entornos diferentes a su hogar. De acuerdo con el análisis, posiblemente aumente la brecha de aprendizajes cuando pasen al nivel escolar.
Según Anne Traub, directora ejecutiva de Fundación Familias Power, se trata de áreas que a su edad ya deberían dominar y que “la comunicación es lo que más llama la atención porque se encuentra tremendamente descendida. Estamos hablando del desarrollo del habla, de la comunicación escrita, pero también de la expresión corporal”.
En varias evaluaciones en terreno, de hecho, lograron identificar que los niños no interactúan con adultos, por lo que “nos dimos cuenta de que esta generación tiene más rezagos que las que habíamos trabajado en años anteriores”, añade la experta.
En ese sentido, Traub advierte que quisieron visibilizar este déficit porque “ciertas habilidades sociales y emocionales, si no se desarrollan en cierta etapa de la vida, pueden no desarrollarse nunca”.
Entre las conclusiones del estudio se evidencia también que en las zonas urbanas el desarrollo de la motricidad es más tardío que en aquellas rurales, algo que la especialista atribuye a que en las ciudades “encuentras lugares más peligrosos, incluso sin la pandemia. Hay barrios donde los niños no salen a jugar por temas de delincuencia o inseguridad, o por temas de espacio, ya que las calles son angostas”.
Estos problemas también han sido evidenciados en las escuelas, con el retorno generalizado de niños y adolescentes a jardines y colegios.
La profesora María Teresa Romero, vocera de la agrupación Escuelas Abiertas, que durante la pandemia buscó la apertura de los establecimientos apuntando a estos efectos en los niños, dice que también ha podido percibir este retroceso en las habilidades de los más pequeños.
“Vemos retrasos significativos en el desarrollo del lenguaje, la lectoescritura, lo que se ven aún más afectado al tener una educación con restricciones, aforos y mascarillas, que impiden la vuelta a la normalidad”, plantea.
La profesora ejemplifica “estamos viendo que niños no saben leer ni escribir en 3º, e incluso, 4º básico, lo que es un conocimiento principal para todo el resto de los aprendizajes”.
Encuesta de monitoreo
Otra evidencia sobre el rezago en los alumnos son los resultados de la segunda Encuesta Nacional de Monitoreo Educacional en Pandemia 2022, que realizan mensualmente, desde el año pasado, investigadores de la Escuela de Gobierno UC, el Instituto de Sociología UC y el CIAE de la U. de Chile.
Su última versión, que midió la semana entre el 18 y 22 de abril, arrojó, entre otras cosas, que los niveles de rezago en lectura y en el bienestar de los estudiantes son mayores que en 2019. En detalle, el 84% y el 79% de los establecimientos, respectivamente, indicaron que estos dos aspectos están peores.
Coincide con otros estudios en que las pérdidas de lectura son mayores en los cursos más pequeños, principalmente entre 1º y 4º básico, mientras que el bienestar y salud mental han empeorado en los cursos de enseñanza media.
Juan Pablo Valenzuela, investigador del CIAE de la U. de Chile, observa que “haber tenido este cierre prolongado de establecimientos se refleja en que el tema del lenguaje sea más crítico en los niños más pequeños. Hay brechas enormes en todos los niveles, con dos de cada tres estudiantes que están peor según los propios colegios, pero en el primer ciclo básico la situación es extrema”.