Señor Director:

Tras dos años de pandemia, nadie puede desconocer sus múltiples impactos y el estrés que ha producido en la población. La pandemia, con todas sus restricciones, pérdidas e innumerables consecuencias, ha hecho que los niveles de irritabilidad e intolerancia hayan crecido notablemente, afectando las relaciones interpersonales.

Por cierto, la relación médico-paciente también se ha visto impactada. Se observa un aumento en los cuestionamientos a las atenciones, sean estas covid o no covid; más reclamos formales a las instituciones de salud y también informales a través de redes sociales, a lo que se suman presentaciones ante la Superintendencia de Salud. Muchos de estos reclamos pueden ser legítimos, pero existen otros que parecen responder a un cierto descontrol emocional y mayor reactividad frente a situaciones de menor gravedad, que se complejizan y pueden escalar hasta su judicialización. Si agregamos el deterioro de las condiciones económicas, bien pudieran seguir creciendo reclamos que alberguen como principal motivación una posible compensación monetaria.

Este es un llamado y una alerta, para colocar todo el empeño en evitar el crecimiento de espirales negativas que no favorecen a nadie. Por el lado del profesional significa mantener el esfuerzo por hacer el trabajo de la mejor forma posible, y por la contraparte, modular el manejo de expectativas y aumentar los niveles de comprensión y buena fe.

Dr. Ricardo Espinoza González
Facultad de Medicina y Clínica de la U. de los Andes