El Mercurio.com - Blogs : Convención y preferencias presidenciales
Editorial
Sábado 18 de diciembre de 2021
Convención y preferencias presidenciales
Es preocupante que constituyentes entiendan su labor y la de un candidato presidencial como parte de un mismo proyecto refundador.
Un grupo importante de miembros de todo el espectro político de la Convención Constitucional ha manifestado públicamente su preferencia presidencial para mañana. Ello ha sido más intenso entre convencionales de izquierda, quienes han participado en actos de campaña y en sus declaraciones han dejado la impresión de que su labor constitucional y la tarea que asumiría el candidato de sus preferencias, Gabriel Boric, forman parte de un mismo esfuerzo de refundación social.
Cuando se exige prescindencia electoral a los funcionarios de gobierno o a miembros del Poder Ejecutivo, normalmente se hace para que los recursos o privilegios de sus cargos no vayan en favor de algún postulante. Sin embargo, en su tiempo libre y sin utilizar fondos públicos, pueden perfectamente abogar por candidaturas que representen su pensamiento. Se podría argüir lo mismo respecto de los convencionales. Sin embargo, en este caso hay importantes distinciones que hacer. Ellas desaconsejan que quienes redacten la nueva Constitución entiendan y expliciten su labor como parte del mismo ideario de uno de los candidatos presidenciales.
Es necesario recordar que la Convención surgió de un acuerdo parlamentario que hacía una explícita referencia a “la Paz Social”, y que obligaba a que el texto constitucional fuese aprobado por dos tercios de los convencionales electos, de modo que no representara solo a una parte de los chilenos, sino a su gran mayoría, con el declarado propósito de transformarse en “la casa de todos”. Más aún, sus potestades se acotaron solo a la redacción de esa nueva Constitución, sin tener competencia en otro tipo de materias, y, además, no para que sirviera de base a un modo de organización social específico, sino para que fuera la guía de la convivencia nacional futura por muchas décadas. Su denominación como Convención y no como Asamblea no fue antojadiza.
La mesa de la Convención así lo entendió luego de la primera vuelta. En una declaración emitida inmediatamente después de ella, reconocieron el compromiso, tanto de Boric como de José Antonio Kast, de resguardar el proceso constituyente, agregando que “la Convención Constitucional no responde a una contingencia específica” y que debe “concentrarse en escribir una nueva Constitución”. Esos dichos respondieron al momento político generado por los resultados parlamentarios y presidenciales, mucho más equilibrados políticamente que los de la Convención, y muy distintos a los emitidos durante su instalación el pasado 4 de julio. Con todo, resulta preocupante que ese ponderado criterio haya sido abandonado por tantos convencionales tan solo días después, y que incluso la presidenta de esta instancia —de quien, por su investidura, se esperaría una especial cautela en esta materia— haya participado en actos de la campaña del postulante frenteamplista.