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Cartas
Miércoles 01 de diciembre de 2021
“La reconciliación”
Señor Director:
En la edición de ayer, Eugenio Tironi ve en la adhesión de la centroizquierda a la candidatura de Boric una suerte de reconciliación entre dos generaciones distintas, mediada por un acto de perdón al que atribuye dimensiones casi bíblicas. Boric pide perdón al padre (¿Lagos?) y es perdonado por este. Poco faltó para que citase la parábola del hijo pródigo.
Qué duda cabe, perdón y arrepentimiento —así como la traición de Judas, valga recordar— están en la base de nuestra tradición judeocristiana. Desde luego, nadie podría cuestionar aquello. Lo que resulta cuestionable es su pertinencia de cara a decisiones políticas coyunturales como las que hemos visto, en que la adhesión de la centroizquierda al programa de Boric reviste un carácter incondicional.
Desde la economía, esa disciplina “odiosa” que prefiere, por regla general, explicar las conductas como resultado de los incentivos antes que por referencias bíblicas, podríamos ensayar una hipótesis alternativa a la de Tironi.
Es bastante simple. Una buena parte de los políticos actúan en la esfera pública de modo no muy distinto a como los privados lo hacen en la suya, esto es, atendiendo a sus personales incentivos (Buchanan). En este orden de ideas, un programa como el de Boric, que promete aumentar estructuralmente el gasto público en ocho puntos del PIB a mediano plazo, ofrece un botín imposible de ser desdeñado por los políticos. En el referido programa se puede contar la creación de al menos 20 nuevas entidades públicas. Habrá, entonces, toda una planta que llenar en la “Empresa del Litio”, en el “Banco Nacional de Desarrollo”, en la burocracia que administrará el nuevo sistema de pensiones, en la empresa nacional de ferreterías, etcétera. Todo ello, partiendo de un tamaño de gasto público que, medido por el que tenía hace un par de años, bastante menor que el actual, ya sumaba todo el PIB de 1990. En suma, hay botín suficiente como para que cada tienda política que se suma al programa de Boric pueda llevar algo de agua a su molino: la plata que se les quitará a los contribuyentes alcanza para todos.
¿Qué importa, de cara a este botín, que las ideas matrices del programa de Boric poco y nada tengan que ver con la tradición propia de la centroizquierda? Por cierto, si a ello le agregamos algo de alegoría bíblica, tanto mejor para salvar las apariencias.
Jorge Quiroz