Señor Director:

Tal como señala Sebastián Edwards en carta de ayer, una rebaja de impuestos difícilmente aumentará la recaudación, dada la carga tributaria actual de Chile. En efecto, estamos, muy probablemente, “a la izquierda” de la “curva de Laffer” —el economista profesional entenderá.

Lo que habría que observar, sin embargo, es la conclusión de Edwards: que el programa económico de Kast estaría “basado en una ilusión”. El caso es que todos los programas económicos, por la métrica del equilibrio fiscal —y en algunos casos por varias razones más—, también lo están: Kast no es la excepción.

En efecto, atendida la incertidumbre que generan las propuestas que se vienen conociendo de la Convención Constituyente, el impacto adverso de la misma incertidumbre y de los retiros previsionales sobre el costo del crédito a largo plazo en Chile, así como el desorden público y violencia reinante, resulta totalmente previsible una significativa contracción de la inversión el año que viene. A ello se agregará una igualmente previsible ralentización del consumo. En dicho contexto, cualquier gobierno que venga, de no compensar por la vía fiscal dichos efectos adversos en demanda agregada, verá al país sumido en una recesión el año que viene.

Luego, la pregunta pertinente es si ese efecto fiscal compensatorio —absolutamente esperable— provendrá de más gasto público o de menos impuestos. Algunos prefieren más gasto público; otros preferimos menos impuestos. Y ese no es un dilema técnico, sino político. De eso trata, entre otras cosas tanto o más relevantes, la elección del próximo domingo.

Jorge Quiroz