"Urge la publicación de una revista de vuelo, cuya finalidad sea una formación religiosa-social-filosófica. ¡Orientar! No sería de carácter literario, ni tampoco piadosa, sino más bien de orientación”. Así le escribe el padre Hurtado al provincial de la Compañía de Jesús en Chile de entonces. Sus superiores dudan. ¿Será el momento? ¿Estará entre las tareas cotidianas de los jesuitas o será “meterse debajo de las patas de los caballos”? El padre Hurtado insiste…
Y nace Mensaje. En el editorial del N° 1 (octubre de 1951), su director (por cierto, el propio padre Hurtado) afirma: “Jamás como ahora el mundo ha atravesado una tan dura prueba de sus valores espirituales… La verdad no interesa, lo que importa es la eficacia...”. Más adelante —con su característica energía— describe el rol de Mensaje. “La nueva publicación ofrece sus páginas a todos los que desean estudiar y discutir con realismo, altura de miras y visión ajena a criterios partidistas los grandes problemas que interesan a nuestro tiempo”.
Y sigue con su crudo diagnóstico. “Nuestros contemporáneos dan la triste impresión de peregrinos que cruzan un desierto y, sin saberlo, están pasando sobre ríos subterráneos de fuentes de agua viva… El presente lleva en sí el porvenir. ¿Cuál será el mundo del mañana? Lo que hagan nuestra fe, nuestra esperanza y nuestra caridad”.
2021. Aquí estamos con la revista Mensaje “vivita y coleando”, en medio de un presente donde muy pocos medios escritos han logrado sobrevivir a la vorágine de las comunicaciones contemporáneas. Que una revista sin grandes aspavientos en su forma ni exceso de avisadores, ni menos un plan de marketing millonario persista, nos habla de algo extraordinario. ¿Un nuevo milagro del santo de Chile? Puede ser…
Pero más relevante que responder esa pregunta (acaso solo válida para creyentes) es convocarnos (sin exclusiones) a poner hoy en práctica sus sueños. La Mistral fue sabia y certera al despedirlo en 1952: “Duerma el que mucho trabajó. Duerma dulcemente el trotador de la diestra extendida y golpee con ella nuestros corazones para sacarnos del colapso…”.
Que el aniversario 70 de este medio escrito creado para “¡Orientar!” —que nos pilla en tiempos tan recios, ideologizados y autorreferentes— nos refuerce con vehemencia la urgencia del diálogo, la solidaridad, el desprejuicio y la paz. Entonces sí que podremos confirmar que valió la pena la osadía de su fundador. ¡Larga vida para revista Mensaje!