Señor Director:

Durante los últimos meses llama la atención la presencia de comercio ambulante en nuestra red del metro de Santiago. Dicha presencia ya no solo sorprende a los pasajeros al interior de los vagones del metro, sino que también se manifiesta al interior de los espacios públicos de las estaciones del sistema.

Respecto de esto, llama la atención la ausencia de fiscalización por parte de Metro que, tras los ataques sufridos durante el 18-O, debiese tener sistemas de vigilancia de alto nivel que sirvan para detectar, controlar y potencialmente ahuyentar dicha presencia.

Asimismo, merece la pena resaltar el impacto que estos vendedores generan en los negocios formales que operan en la red, los que, al pagar impuestos y arriendos, terminan compitiendo en desventaja frente a los ambulantes.

Si es que este tipo de irregularidades no se controla, ¿seguirá siendo el metro un motivo de orgullo y satisfacción para todos quienes nos transportamos en él?

David Zylberberg Serman