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Cartas
Martes 21 de septiembre de 2021
Principio de representación
Señor Director:
En entrevista dada a su medio, Rosa Catrileo, convencional representante del pueblo mapuche, afirma que “la Convención es un órgano que ejerce el poder constituyente. No pueden existir temas que no se puedan debatir”. En paralelo, Carlos Peña describe la encrucijada en que se encuentra el proceso constituyente: ser parte de un contexto más amplio de reformas cuyo origen es la Carta Magna de 1980 o ser el comienzo de una revolución, en cuyo caso se parte de una hoja en blanco. Es en este segundo marco que la pretensión de Catrileo y de quienes apoyan el cambio de la regla de los 2/3 cobra lógica y sentido.
La tesis de Peña es coherente con la línea argumental de Fernando Atria, que no comparto por un motivo de fondo: excluye del análisis el principio de representación.
A diferencia de lo que sucede en la teoría jurídica, no existe en la teoría política democrática un pacto ficcional que contemple la representación desvinculada de los deseos de los representados. Ello solo ocurre en monarquías, autoritarismos o totalitarismos. En democracia es absurdo suponer que a los elegidos por voto popular se les confiera el poder legítimo para gobernar en contra de sus representados. Lamentablemente, esta es una práctica política común en nuestro país, causa prima de la crisis actual.
En concreto, desde la teoría política, quienes votaron Apruebo lo hicieron observando la existencia de reglas. De ello se sigue que si los convencionales las alteran, estarían suspendiendo el principio de representación, lo que socavaría la legitimidad del proceso. Una vez quebrado el principio de representación, la Convención sería un cadáver más en el cementerio político donde hoy yacen los partidos tradicionales por haber olvidado, precisamente, que eran solo representantes de sus electores. Finalmente, teniendo a la vista las nefastas consecuencias que podría acarrear el entierro de la Convención, es de esperar que sus miembros sean fieles representantes de quienes pusieron fe en este proceso, aunque ello implique silenciar pretensiones políticas corporativistas y desacreditar teorías jurídicas ciegas a la esencia de la democracia.
Vanessa Kaiser