Señor Director:

Seguramente de acá a fin de año, escucharemos muchos discursos, sobre todo políticos, en los que se citarán palabras en masculino y en femenino para dejar contentos a todos y a todas. Ya empecé.

Creo que en este tema hay que ser muy cuidadosos y tener en cuenta varios elementos. Uno de ellos consiste, como dice Álex Grijelmo, en proyectar sobre el idioma, a juicio del feminismo, algunos problemas y discriminaciones que se dan en ámbitos ajenos a él.

Álvaro García Meseguer señala que “la afirmación ‘el género masculino oculta a la mujer' es un simplismo. Donde reside la cuestión no es en la lengua en sí, sino en el contexto del oyente”. Pero a esto Grijelmo acota: el sesgo sexista no se halla tanto en el oyente, sino en la realidad social que influye en él. Frente a esta situación, hasta ahora se ha optado por la duplicación, según Grijelmo, que nace por lo general de una creencia según la cual usar el genérico masculino constituye un rasgo de machismo, aunque involuntario, que perpetúa unos esquemas de desigualdad debidos a una herencia patriarcal. El mismo Grijelmo concluye afirmando que la duplicación obsesiva puede desatar un efecto opuesto a lo pretendido por sus impulsores. El exceso en los dobletes tiende a resultar contraproducente por agotador y artificial, y se corre el riesgo de que el receptor de los mensajes se desconecte de su contenido.

La profesora María Márquez Guerrero dice: “no se puede afirmar que el uso del genérico masculino provenga de un dominio de los hombres en la sociedad y que naciera para mayor gloria de ellos. Esto es ‘una hipótesis científicamente indemostrable', y además, probablemente falsa”.

En lo personal, debo reconocer que me costaría mucho leer una novela o ensayo en el que se usara permanentemente la duplicación, ni hablar de lo larga que serían todas las presentaciones de bienvenida y otras por el estilo.

Para tomar posiciones al respecto, recomiendo leer —yo lo estoy haciendo— el libro “Propuesta de acuerdo sobre el lenguaje inclusivo” de Álex Grijelmo, Taurus, 2019.

Pablo Dittborn