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Cartas
Martes 20 de julio de 2021
Neocolonialismo en nueva Constitución
Señor Director:
Durante la campaña del Apruebo y la de los convencionales constituyentes se nos hizo creer que, por fin, se reemplazaría la Constitución impuesta por la oprobiosa dictadura por otra, la Casa Común, que nacería de lo más profundo del alma del pueblo de Chile y sus muchas naciones.
Pues bien, en el Boletín Oficial del Estado de España, con fecha 16 de julio de 2021, se ha publicado un convenio entre el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales y la Fundación Alternativas para “la colaboración en el proceso de acompañamiento del proceso constitucional, político y social de Chile 2021-2022”.
Este Convenio da cuenta de un acuerdo entre ambas instituciones, el primero, un organismo autónomo adscrito al Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Histórica; y el segundo, una fundación privada que nació con la voluntad de ser un cauce de incidencia y reflexión política, social, económica y cultural en España y Europa.
La finalidad de este Convenio es la colaboración para la realización de actividades relativas al proceso constitucional de Chile previsto para 2021 y 2022, obligándose las partes a realizar diversas actividades relativas al proceso de “acompañamiento del proceso constitucional, político y social de Chile 2021-2022”. Se dispone para ello de 14.000 euros.
Ambas instituciones son cercanas al Partido Socialista Obrero Español (PSOE), una del Estado y otra particular.
Yo tenía entendido que la independencia de Chile había sido proclamada por don José Miguel Carrera y se había concretado en la batalla de Maipú, con el auxilio de Nuestra Señora del Carmen, implorado por el Cabildo de Santiago el 14 de marzo de 1818.
Pero transcurren los años y ciertos españoles, parafraseando a Francisco Franco, nos dicen: “Chilenos, no se os puede dejar solos”.
Habría que averiguar si esta iniciativa ha sido requerida por algún chileno o si ha nacido motu proprio de los personeros de esas instituciones; pero implica cierto afán neocolonialista y paternalista que no parece aceptable.
¿Qué queda de esa fértil provincia de remotas naciones respetada por fuerte principal y poderosa? ¿Qué fue de esa gente soberbia, gallarda y belicosa, que no ha sido por rey jamás regida ni a extranjero dominio sometida?
Estimo que se trata de una injerencia inaceptable en nuestro proceso constitucional y llamo a los convencionales constituyentes a rechazarla, pues queremos una Constitución chilena y no impuesta por las internacionales políticas.
Mario Correa Bascuñán
Abogado