Señor Director:

El 11 de julio por la noche ocurrió un hecho que merece nuestra condenación y rechazo nacional. Un convencional, Luciano Silva, fue violentado en su hogar. El amedrentamiento, en su calidad de convencional constituyente, fue el burdo objetivo del ataque ilegal.

¿Es que se va a permitir que en Chile se manifiesten los más viles aspectos de la historia totalitaria como si con ello se pretendiera “refundar a Chile”? ¿No es tiempo de que los chilenos hagamos común reclamo y repudio colectivo de tales tácticas minoritarias de matonería?

Luciano es un pastor evangélico, de un trasfondo de familia humilde y de mucho esfuerzo. Personas como él están calificadas para darle a Chile ese fundamento de paz, concordia y desarrollo que deseamos, porque lo elegimos para eso. Los tres millones de evangélicos en el país, que representamos el sector con mayor arraigo popular y activo en la transformación social de los espacios abandonados por el Estado y los partidos políticos, solidarizamos con él. Siendo un hombre de fe, sabemos que no será amedrentado y estamos orando para que tanto él como los demás convencionalistas sean utilizados para lograr una gran conversación ciudadana en nuestra mejor tradición civilizada.

Alfred Cooper
Obispo