En el contexto de la carrera presidencial, son varios los candidatos pro legalización de las drogas y en especial de la marihuana. Los principales argumentos que esgrimen son que, de legalizarse esta droga, disminuiría su consumo y se terminaría con el narcotráfico. Como sociedades médicas nos preguntamos si sus propuestas provienen de la ignorancia en la materia, o de un afán por captar votos a costa de la salud y seguridad de la población.
Los candidatos tienen la tarea de documentarse sobre la realidad del consumo y narcotráfico en los lugares donde se ha legalizado. Pero en vista de sus propuestas, quisiéramos marcar algunos datos que entregan fuentes científicas y organismos oficiales:
1. Uruguay: Solo en los primeros tres años después de la legalización, se triplicaron las ventas a través del narcotráfico (solo un tercio compra marihuana a través del mercado legal); el consumo en la población general se duplicó y en la escolar subió de un 12% a un 20%, es decir, el aumento fue de casi un 70% (Fuente: Dirección General de Represión del Tráfico Ilícito de Drogas de Uruguay).
2. Estados Unidos: En el caso de California, hasta el 80% de la marihuana vendida provino del mercado negro en 2020. Desde que se legalizó en 2018, el consumo aumentó en un 21% en los jóvenes y en la población menor de quince años el aumento fue de un 16%. Peor aún, en los últimos cinco años el uso de marihuana de alta potencia en jóvenes aumentó en cinco veces (Fuente: Unodc, Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito).
3. Canadá: El uso de marihuana recreacional se legalizó en 2018. Solo un 29% de los consumidores compró en fuentes legales en 2019 y el resto fue tráfico ilegal. Además, en un año el consumo aumentó en un 14% (Fuente: Samhda, s.f.).
Respecto del resto del mundo occidental, contra todo lo que se nos trata de hacer creer, Alemania, Francia, Finlandia, Grecia, España y en general los países de la Comunidad Europea, en los últimos años han endurecido las medidas restrictivas para frenar el consumo de marihuana, sobre todo en jóvenes. Estas medidas incluyen estrictas multas y en algunos casos prisión, y son bastante más severas que las aplicadas en Chile.
Otro aspecto que nos llama la atención es que se mencionó, por parte de algún candidato, que en Chile habría personas detenidas por consumir marihuana en forma recreacional. Consultado el Ministerio Público se nos informó que la legislación vigente no sanciona el uso privado, es solo una falta en público y no un delito, y no hay ninguna persona que haya sido o se encuentre detenida por esta razón. El tráfico de drogas, sin embargo, sí es delito.
Sin duda, este es un debate que debemos tomar más en serio, dado que el narcopopulismo es una amenaza enorme para nuestro país y sus desprotegidos jóvenes, los que ya ostentan récords mundiales en consumo. En general, el apoyo de la legalización en Chile es un tema de la élite. Sería interesante que los candidatos pidieran la opinión a las madres con hijos adolescentes de las familias más vulnerables.
Por último, la evidencia mundial nos enseña que las estrategias de prevención, como el Modelo Islandés, que se enfoca en la familia, colegios y actividades estructuradas en el tiempo libre, son, a la larga, las que mejor combaten el narcotráfico, y nos aseguran un futuro con jóvenes libres de adicción al alcohol y drogas.
Anneliese Dörr
Departamento Psiquiatría, Universidad de Chile
Humberto Soriano
Pediatra, presidente Asociación Médica para la Prevención
Rossana Faúndez
Presidenta Sociedad Chilena de Pediatría
Adriana Gutiérrez
Presidenta Sopnia (Soc. de Psiquiatría y Neurología de la Infancia y Adolescencia)
Lientur Taha
Presidente Sonepsyn (Sociedad de Neurología, Psiquiatría y Neurocirugía)