Señor Director:

Qué duda cabe que la televisión es un medio audiovisual de innegable influencia en el público. Basta con informar un hecho, sobre todo si se trata de exhumar situaciones ocultas, para que la teleaudiencia preste atención. Incluso, las autoridades pertinentes rápidamente entrarán en acción para resolver el problema que habían descuidado. Este es uno de muchos ejemplos de servicio a la comunidad, que se agradece.

Lo que merece una reflexión crítica son los contenidos de los matinales.

Hace algún tiempo, fueron las interminables programaciones faranduleras. Hoy son las obsesivas presentaciones de hechos delictuales, narcotráfico y la secuela de asesinatos, portonazos, encerronas y asaltos.

Si se considera el magnetismo que tiene la pantalla y la atracción que ejerce, pareciera que en Chile predomina el crimen y el robo, la drogadicción y la tragedia carretera.

Por cierto, no se trata de ocultar los graves problemas que nos aquejan, pero reducirlos al mundo delictual es, evidentemente, una visión muy limitada de la realidad que vivimos.

Milan Ivelic