Señor Director:

En la edición de ayer ,“El Mercurio” destina una de sus páginas a recordar a don Juan Parrochia, prestigioso arquitecto, urbanista y docente universitario de nuestro país, quien planificó y proyectó el metro de Santiago, un desafío de gigantescas proporciones que implicó un gasto millonario para el país, y que por ello tuvo inicialmente numerosos detractores.

La primera etapa de este cambio fundamental en la estructura vial de Santiago fue en el gobierno de don Eduardo Frei Montalva, pero la posta la tomó el Presidente Allende, quien dándole la mayor importancia a esta iniciativa designó para llevarla cabo al ingeniero don Eduardo Paredes, designado director general de Obras Públicas, a quien también corresponde recordar y rendir homenaje.

El señor Paredes, siguiendo instrucciones presidenciales, dedicó gran parte de su tiempo a implementar y ejecutar esta obra monumental. Me consta aquello por haberlo acompañado como asesor. Gran parte de las expropiaciones que tuvieron que llevarse a cabo para la construcción de los túneles que darían lugar a la Línea 1 estuvo a cargo de arquitectos e ingenieros seleccionados especialmente para este efecto.

Esta es una tarea de país, decía don Eduardo Paredes, quien creó la Oficina Jurídica del Metro, en que también me correspondió trabajar junto a distinguidos colegas, recordando especialmente a doña María Bravo, esposa de don Juan Parrochia. Profesionales de distintas opciones políticas, aunaron voluntades y capacidades técnicas, para generar una de las obras que más prestigio han brindado a nuestro país. De manera que, en un acto de justicia, corresponde rendir homenaje también a este gran hombre público que hoy ya no está con nosotros.

El legado de don Juan Parrochia y don Eduardo Paredes debe quedar registrado en la historia de nuestro transporte urbano.

Ricardo Stuardo Fuentealba
Abogado