Señor Director:

Luego de haber leído o escuchado lo señalado en los últimos días por una parte no menor de los constituyentes recientemente elegidos, pareciera ser que su fe en un Estado omnipresente y empresario es gigantesca si no ciega.

En efecto, esta “novedosa” visión de empresas o entidades públicas a cargo —incluso hasta del 100%— de la entrega de servicios o productos en un sinfín de sectores, como el agua, la salud, la educación, las pensiones y la minería, entre muchas otras, demuestra no solo una perspectiva totalmente sesgada en contra de la iniciativa privada y de nuestros emprendedores, sino que también de la capacidad por parte de las personas para poder elegir entre diferentes tipos de proveedores. Asimismo, no debemos olvidar en este sentido que está ampliamente documentado que existen numerosas fallas o abusos del Estado para con sus ciudadanos.

Por lo antes expuesto, sería dable esperar que en la Convención Constituyente finalmente primara una discusión que vaya más allá de la ideología y las emociones, incorporando por ende no solo un adecuado componente técnico, sino que también una mirada de las reales necesidades ciudadanas, de manera tal que una potencial nueva Constitución para nuestro país permita elevar finalmente el nivel de bienestar de las personas y no solo sus expectativas.

Roberto Darrigrandi U.
Economista