Tan solo 57 segundos demoró la Universidad Católica en abrir el marcador en San Carlos de Apoquindo: un centro de Marcelino Núñez encontró un cabezazo de Valber Huerta que envió la pelota en el ángulo del arco de Alexis Martín, arquero de La Calera.

El conjunto cementero, que nunca ha celebrado sobre el césped cruzado, alcanzó a agonizar antes de caer rendido por completo ante el poderío local. Siguió empujando sobre el pórtico de Matías Dituro, con Jorge Valdivia enseñando el camino a sus delanteros.

Pero la visita terminó por derrumbarse diez minutos después del primer gol: centro de Luciano Aued y Diego Valencia empalmó una volea de primera para marcar el 2-0 en la precordillera. Eficiencia máxima en el equipo de Gustavo Poyet. Dos llegadas con igual cantidad de goles.

A esa altura, el triunfo parcial (fue 3-0 al final) ya era un respiro para la UC, que en el plano local venía mostrando fallas y estaba lejos de la supremacía que mostró en los últimos tres campeonatos.

¿La figura? Edson Puch, sin dudas. El volante confirmó que ya dejó atrás su lenta recuperación luego de contagiarse de coronavirus, y contra los caleranos fue titular por primera vez en el torneo nacional desde el 10 de febrero, precisamente contra La Calera y en el partido que selló el tricampeonato. El volante fue la llave en la ofensiva cruzada y ayer al mediodía demostró cuán importante es en el armazón universitario.

Dato aparte en la tragedia calerana: antes de los veinte minutos, el equipo visitante perdió a Valdivia por una leve contusión en su cabeza, y los dirigidos por Luca Marcogiuseppe acusaron la falta del “Mago”, acostumbrado a habilitar la ofensiva roja.

La Católica selló la victoria en su casa cuando apenas comenzó el segundo tiempo. A los 50', Valencia confirmó su buen presente y puso el 3-0 definitivo: fue el tercer gol del joven delantero en la semana, luego de celebrar en el triunfo contra Nacional de Uruguay por la Libertadores, el miércoles pasado. Los tres puntos elevaron a los de la franja en la tabla de posiciones —están empatados en el primer puesto con otros tres equipos—, aunque a falta de que jueguen otros clubes arrimados a la parte alta de la clasificación.

Ya con el partido sentenciado de manera temprana, el técnico uruguayo empezó a mover la banca pensando en el partido contra Argentinos Juniors —miércoles en Buenos Aires—, encuentro vital en las aspiraciones cruzadas en la copa.

El terremoto que provocaron las tres caídas al hilo (dos en Libertadores y una por el torneo nacional) parece quedar en el olvido en la precordillera, y la Católica timbró una semana soñada que le vuelve a dar alma a un equipo que estaba acostumbrado a dominar a todos. La advertencia ya está hecha: la UC se acordó de ganar.