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Editorial
Lunes 19 de abril de 2021
Un déficit incómodo
La ley de carrera docente parece haber fracasado en un objetivo central.
En 2025 se produciría en el país un déficit de poco más de 32 mil docentes, según un estudio de “Elige Educar”. Esta estimación puede ser un piso, toda vez que parece estar acelerándose la salida de profesores en ejercicio. Para abordar el problema, debe entenderse su carácter multifactorial. Atraer jóvenes capaces a esta profesión requiere que la carrera sea desafiante, les otorgue autonomía para llevar adelante su tarea, les permita innovar, les ofrezca condiciones laborales atractivas y les asegure un estatus razonable.
En ese sentido, parece indispensable revisar, primero, la actual carrera docente y la ley que la regula. Esta se pensó para atraer personas de mayores habilidades académicas a la Pedagogía; tal propósito parece haber fracasado. La ley significa en régimen, según su informe financiero, un desembolso de casi US$ 2 mil 400 millones para el Estado. Sería una lástima que una inversión tan cuantiosa no produjese mejores resultados educativos. Las condiciones laborales generadas no parecen ser suficientemente atractivas; los mejoramientos en remuneraciones siguen en general muy ligados a la experiencia, mientras que aquellos extraordinarios ocurren a través de un proceso que no está realmente vinculado con el desempeño en el aula y los aprendizajes de los estudiantes.
Un segundo aspecto dice relación con la excesiva burocratización del proceso escolar, que resulta en un ambiente poco estimulante a la innovación. Los profesores disponen de reducida autonomía para desarrollar su trabajo; están, en la práctica, “intervenidos” por las obligaciones que imponen distintas regulaciones y supervisiones.
Otro aspecto problemático tiene que ver con la formación inicial docente. A pesar de los esfuerzos de distintas instituciones y del Estado, los programas son, en general, encapsulados y especializados, en desmedro de una formación más amplia y abierta.
Una cuarta dimensión, corolario de las anteriores, es la valoración que esta profesión tiene en la sociedad chilena. Si bien hay estudios que muestran que sería la cuarta más valorada por la ciudadanía, el hecho es que los jóvenes no la eligen.
Para abordar el déficit de profesores se han planteado distintas posibilidades. Por un lado, flexibilizar el ingreso a las carreras de Pedagogía. Los requisitos para ellas fueron elevados en la carrera docente y es entendible que ahora la flexibilización encuentre resistencia, pero no puede olvidarse que el número de quienes rinden las pruebas de admisión y postulan a las universidades viene cayendo, con la consiguiente reducción también de potenciales interesados que cumplan con los requisitos exigidos, lo que agudiza el déficit. Por su parte, el exministro de Hacienda y hoy candidato presidencial, Ignacio Briones, ha propuesto traer, transitoriamente, docentes del extranjero por medio de concursos públicos.
Diversos países han ocupado estas estrategias en situaciones similares. Por ello, si el foco está en asegurar docentes para los niños y jóvenes, ninguno de los dos caminos es descartable y hay que evaluarlos en su mérito.