Señor Director:

Es usual encontrarse con ciertas confusiones para referirse a las situaciones en que nuestras autoridades públicas enfrentan o actúan afectas a un conflicto de intereses.

El académico Stephen Gillers (NYU) ofrece un ejemplo sencillo para aclarar dudas. Si en un juicio una de las partes le ofrece un viaje con todos los gastos pagados al juez que conoce de su causa, este último se encuentra ante una situación de conflicto entre sus intereses profesionales —desempeñar en forma independiente su cargo— y aquellos personales —el placer de unas vacaciones gratis. Si ese juez acepta la oferta del viaje, ya no estamos hablando de una situación de conflicto de intereses, sino de la comisión de un delito.

Por ende, cuando un miembro del Congreso Nacional debe adoptar una decisión que abierta y directamente beneficiaría a su pareja (independientemente del nulo grado de intimidad entre ambos), entre otros ejemplos posibles, enfrenta un conflicto de intereses. Si esa autoridad parlamentaria participa en esa votación, estamos ante un caso de corrupción del cargo parlamentario, no de un conflicto de intereses.

Pablo Fuenzalida
Investigador CEP