Señor Director:

En su columna de este domingo, Sergio Urzúa sostiene que “en períodos de crisis, la falta de pericia emocional satura” y llama a invertir en y apostar por las habilidades blandas frente a la transformación del mercado laboral generada por la pandemia. Complementando lo que plantea Urzúa, es relevante destacar que las investigaciones muestran que las habilidades de inteligencia emocional, popularmente llamadas “blandas”, son importantes siempre, pero resultan cruciales frente a situaciones complejas, adversas y desafiantes.

La pandemia, el teletrabajo, las cuarentenas, la escolaridad online, nos están exigiendo ser, tal como se ha sostenido en cartas a esta sección, verdaderos malabaristas. En situaciones como estas la inteligencia emocional hace la diferencia entre las personas que salen adelante y las que son aplastadas por las circunstancias, especialmente si estas escapan a nuestro manejo.

Es de máxima importancia recordar que, así como un diestro malabarista no surge de la noche a la mañana, sino producto de largas e intensivas horas de entrenamiento, así también ocurre con las habilidades de inteligencia emocional. Estas no se desarrollan espontáneamente, sino que se aprenden y fortalecen producto del entrenamiento y mientras más sistemático y estructurado sea este, mejor es su aprendizaje.

El desarrollo de habilidades blandas, en especial de automanejo emocional y de resiliencia, debiera ser un elemento central a tomar en cuenta para un mejor manejo psicológico de las personas frente a la pandemia.

Claudio Ibáñez S.
Psicólogo, director ejecutivo Instituto Chileno de Psicología Positiva