Señor Director:

El 1 de abril de 1991, la violencia extremista acabó con la vida del senador Jaime Guzmán Errázuriz. Han transcurrido 30 años de ese muy triste día y cada 1 de abril conmemoramos la muerte de nuestro fundador y amigo. Pero este año tiene un sentido especial, pues en medio de tiempos convulsionados, difíciles y de incertidumbre, su legado cobra una mayor fuerza inspiradora para todos quienes creemos que la política es el camino para solucionar los problemas sociales, las injusticias y, sobre todo, servir a nuestro país.

Es indiscutible que la crisis sanitaria ha generado más pobreza en nuestro país y sufrimiento a miles de compatriotas. Muchos han perdido sus empleos, han visto coartadas sus libertades o, peor aún, han perdido un ser querido. Adicionalmente, estamos viviendo un proceso constituyente que sentará las bases del Chile de los próximos 30 años.

Qué duda cabe que el Chile actual es muy distinto al que vivió Jaime Guzmán, pero cuán cierto es también que sus ideas en torno a la dignidad humana, la libertad de los cuerpos intermedios y la integridad en el ejercicio de la acción política, entre tantas otras, tienen plena vigencia en la actualidad. La claridad conceptual y el amor por Chile que inspiró toda su vida deben guiarnos para enfrentar con humildad, pero con determinación, los enormes desafíos que tiene nuestro país y que marcarán el destino de toda una generación.

A 30 años de su muerte, nuestra mayor gratitud con Jaime será legarles a nuestros hijos y nietos un país más justo, más libre, sin odio y sin violencia.

Juan Antonio Coloma
Senador UDI