El Reino Unido acaba de lanzar la Revisión Integral de Defensa, Desarrollo y Política Exterior, “una guía para la acción” global de este país en la etapa post-Brexit.

Este texto, bautizado “Global Britain in a competitive age”, traza cuatro grandes objetivos: contribuir a dar forma a un orden internacional abierto; mantener liderazgo en ciencia y tecnología; reforzar la seguridad externa e interna, con capacidades propias y aliadas; y crear una sociedad resiliente.

El documento tiene mucho valor por las lecciones que entrega sobre cómo desarrollar una estrategia integrada de posicionamiento internacional, algo que Chile podría mirar en los siguientes aspectos:

1. Doctrina de integración: Frente a un mundo cada vez más competitivo y donde los recursos nacionales son finitos, la integración de los instrumentos de poder del Estado (diplomáticos, informativos, militares y económicos) permite mejorar la capacidad de adaptación o maximizar ventajas.

Chile posee la red de tratados de libre comercio más amplia del mundo, con acceso a más del 60% del PIB mundial, pero a la vez el Ministerio de Defensa cuenta con más de 90 acuerdos internacionales. ¿Cómo conversan hoy estas realidades?

Cualquier posicionamiento internacional futuro de Chile debería considerar la articulación de todos los instrumentos de poder del Estado, algo que la “Revisión Integral” sí hace, cuando recalca la intención británica de trabajar con países afines, al mismo tiempo que anuncia el aumento de su arsenal nuclear. No hay contradicción en esto, sino que una complementariedad.

2. Definir los intereses nacionales: En un contexto internacional cambiante, el Reino Unido toma como brújula los intereses y valores de los británicos. Respecto de los intereses nacionales, se enfoca en lo básico: soberanía (entendida como independencia), seguridad (protección ante amenazas) y prosperidad (alto nivel económico y bienestar). Sobre los valores también va a lo esencial: respeto a los derechos humanos, Estado de Derecho, libertad de expresión y trato justo.

3. Decir las cosas por su nombre: Para Reino Unido, Rusia es la principal amenaza. Con China buscará una relación cooperativa en algunos aspectos y competitiva en otros. Advierte que existen regímenes autoritarios que intentan socavar las democracias y que Gran Bretaña puede sufrir un atentado terrorista grave. La “Revisión Integral” no está para ambigüedades, que se sepa que hay líneas rojas.

En el documento, Reino Unido también se compromete con el multilateralismo, pero se afirma que las instituciones globales “deben probar su habilidad” para entregar resultados. Es la apuesta por un multilateralismo efectivo.

4. Establecer prioridades: El Reino Unido identifica prioridades geográficas y temáticas, creando una orientación para todas las instituciones: el foco en el Indo-Pacífico; la defensa de la democracia; la apuesta por la ciencia y tecnología; Estados Unidos como aliado principal, y la OTAN como marco de seguridad colectiva.

Quizás una de las mayores novedades es la intención de darle forma al “orden internacional abierto del futuro”, más que seguir defendiendo el llamado orden internacional basado en reglas. Es un reconocimiento de que hoy existen múltiples sistemas de instituciones y normas internacionales. Por eso, lo razonable para el Reino Unido es ir “adaptando” sus respuestas para capitalizar las oportunidades nacionales y atender las responsabilidades globales al mismo tiempo. Un ejemplo de eso es lo que ocurre con las energías limpias, el cambio climático o la gobernanza del ciberespacio.

Bonus: La mención directa a Chile está en la página 64. En América Latina, el Reino Unido manifiesta su intención de estrechar lazos con Brasil y México en comercio, innovación, clima, seguridad y desarrollo, así como con “Argentina, Chile y Colombia”. Punto seguido, se advierte que seguirá defendiendo la soberanía en las islas del Atlántico Sur.

Juan Pablo Toro
Director Ejecutivo Athenalab