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Cartas
Viernes 19 de marzo de 2021
“Fidelidad al bien común”
Señor Director:
En su comentario a mi carta, Carlos Peña defiende una teología de la eucaristía con la que no podría estar más de acuerdo. La eucaristía es, sin duda, el “acontecimiento fundamental” en la conciencia del católico, y por ello la libertad para celebrar ese acontecimiento debe ser reconocido como un derecho humano fundamental. La libertad de conciencia religiosa es ilimitada en principio y el Estado se topa aquí con una barrera infranqueable. Se trata de un derecho individualista de la libertad y constituye, por tanto, un derecho a-político.
Pero tal derecho pierde su carácter a-político cuando se expresa socialmente. Cuando la conciencia eucarística busca manifestarse como culto religioso, y reclama así una co-presencia de otros fieles, no es ilegítimo que las autoridades civiles restrinjan esa libertad de culto en razón del bien común. Esas autoridades no estarían violando la libertad de conciencia, sino salvaguardando el bien de la comunidad. No se debe confundir la libertad de conciencia religiosa, que considera al individuo aislado, con la libertad de culto, que es un derecho del individuo en relación y comunidad con otros.
Más de cien años han transcurrido desde que el virus de la influenza infectara a España. Cabe recordar que una de las ciudades más afectadas por esa pandemia fue Zamora. En septiembre de 1918, el obispo Antonio Álvaro y Ballano organizó masivas celebraciones eucarísticas y rogativas en la catedral de esa ciudad, desobedeciendo a las autoridades civiles que, apelando al bien de la comunidad, habían prohibido esas misas. ¿Podría alguien pensar que esas autoridades habían transformado el bien común en una sustancia totalitaria, y que, armados de dicha hipóstasis, buscaban amagar las libertades y fueros zamoranos?
La verdad es que, en octubre, Zamora alcanzaría una mortalidad de 10,1%, la segunda más elevada en España. No se había cumplido el principio salus populus suprema lex, clave del republicanismo de Cicerón y Locke, ambos autores certificadamente antitotalitarios. Me parece a mí que una democracia republicana, respetuosa de la vida de las personas, debe reconocer concretamente la prioridad que tiene el bien de la comunidad sobre el bien individual.
Renato Cristi