No era lo deseable pero tampoco sorprende mucho que la esperada transición generacional de la Roja se esté dando en pleno proceso eliminatorio.
Ya sea debido a la carencia de jugadores o, sencillamente, al hecho de no querer arriesgar el prestigio que se había obtenido tras la consecución de los dos títulos de la Copa América (2015 y 2016) y las dos clasificaciones mundialistas (Sudáfrica 2010 y Brasil 2014), los últimos tres entrenadores de la selección nacional (Sampaoli, Pizzi y Rueda) minimizaron las posibilidades de forjar una nueva piel en el equipo esperando —o más bien, rogando— que la generación triunfadora mantuviera en alto el nivel competitivo.
Claro, la apuesta fue alta y tras no clasificar a Rusia 2018, cumplir solo una regular actuación en la Copa América 2019 y evidenciarse la natural baja de rendimiento de varios jugadores que eran titulares fijos en los buenos tiempos, quedó más que claro que con o sin grandes figuras proyectables, igual ya había que ponerse a hacer apuestas aunque fuera en pleno proceso eliminatorio a Qatar.
En ese sentido, hay que destacar que Reinaldo Rueda dio el paso que debió haberse dado antes con una convicción admirable. Contrariando incluso las opiniones de quienes se muestran en diversos medios como grandes pensadores y sólidos teóricos, el DT colombiano ha comenzado por fin a recorrer el camino de la transición no solo integrando jugadores al trabajo de preparación de los partidos, sino que acomodándoles un lugar en las oncenas que salen a buscar puntos. Es decir, los ha tirado a la pelea.
Por cierto, en esas instancias no todos brillan ni son capaces de hacer olvidar inmediatamente a predecesores históricos. Pero varios —la mayoría, en verdad— han demostrado que están para quedarse a competir por una camiseta y más de alguno, de hecho, para quedársela definitivamente si es que siguen teniendo las oportunidades.
¿Que Bravo, Isla, Vidal, Aránguiz y Sánchez son inamovibles? Por cierto. No puede haber hoy otra opinión. Pero son los únicos que pueden hoy sentirse fijos. La otra mitad del equipo o ya tiene el recambio o, al menos, existe hoy una competencia porque hay alternativas.
Cierto. A Beausejour lo llamó Rueda porque no le han conformado aún ni Vegas, ni Díaz, ni Parot en la posición de lateral izquierdo. Pero es un hecho que el jugador de Universidad de Chile terminará cediendo su puesto antes del término de las eliminatorias. Es verdad, también, que Gary Medel estando sano y en buena condición física debe jugar. Pero si el desgaste para él es mucho, ahí están Paulo Díaz, Sebastián Vegas, Francisco Sierralta o Guillermo Maripán preparados para la posta en la zaga central. ¿Qué Eduardo Vargas no tiene competencia como 9 en la Roja? Seguro que debe tener su lugar, pero si Felipe Mora empieza a marcar goles y no solo a jugar bien, como lo hizo ante Perú, es probable que él termine adueñándose del puesto.
Sí, nadie puede anticipar ahora si finalmente esta transición logrará consolidarse y tendrá la madurez como para competir seriamente por un cupo mundialista. Pero al menos ya se puede decir que se está haciendo una tarea pendiente que se había diferido demasiado.
El proceso de recambio ya comenzó.