Señor Director:

Han surgido voces en los últimos días señalando que la Constitución actual habría sido abolida a raíz del triunfo del Apruebo. Ese fue el caso de la diputada RD Natalia Castillo, quien sostuvo que “la Constitución de Pinochet está derogada por el pueblo de Chile”. ¿Son correctas estas afirmaciones?

No, no son correctas. Y ello por al menos dos razones: en primer lugar, porque el plebiscito del domingo de ninguna manera derogó la Carta vigente, sino que simplemente abrió la puerta a un proceso constituyente que puede —o no, dependerá del plebiscito de salida— conducir a la aprobación de un nuevo texto. Muy a pesar de lo que diga o desee la diputada Castillo, el “Acuerdo” del 15 de noviembre y las reformas constitucionales consiguientes son el resultado de la Constitución que nos rige. De ahí, pues, que pregonar lo contrario no solo sea inconstitucional, sino que implique derogar las propias normas que permiten el cambio institucional. ¿No juró acaso la diputada Castillo respetar la Constitución vigente? ¿No fue elegida según las reglas de esa Carta que ella cree fenecida? Si la Ley Fundamental está muerta, ¿debemos entonces aceptar que el rol de los diputados y senadores de la República ha sido, él también, derogado?

En segundo lugar, la opinión de la diputada desconoce la realidad electoral de los últimos años: ¿de verdad cree que su posición individual y subjetiva representa al 78% del electorado? ¿No estará pecando de exceso de voluntarismo, tan propio de los políticos que, de izquierda a derecha, se arrogan la representación del “pueblo” sin siquiera detenerse a pensar en lo heterogéneo y polisémico de dicho concepto? Una cosa es celebrar un triunfo en las urnas, y otra muy distinta erigirse en vocera de los casi seis millones de personas que votamos por el Apruebo.

Las inclinaciones soberanistas de la diputada Castillo no hacen sino recordar el espíritu refundacional de los redactores de la Constitución de 1980. Las vueltas de la vida.

Juan Luis Ossa Santa Cruz
Investigador CEP