Señor Director:

Conmueve el reportaje de Sábado de “El Mercurio” sobre los niños y jóvenes asesinados por balas locas llamadas “matapacos” porque atraviesan sus casas, como ocurrió con Yasna, una joven mamá de 18 años, o Baltazar, una guagua de solo 9 meses.

Lo más terrible es que no se trata de un hecho aislado. El problema está tan extendido en la periferia de Santiago que liceos y escuelas deben hacer operaciones Deyse para proteger a sus niños de los balazos. ¿Qué pasaría si algo así ocurriera en un colegio del sector oriente? Indudablemente que la reacción sería otra.

Esa indiferencia debe terminar. Al corto plazo debemos proteger las viviendas más expuestas a los tiroteos, que están bien identificadas en cada población como mostró la nota de Sábado. Al mediano plazo debemos recuperar entornos inseguros, con más iluminación, servicios y canchas deportivas, reforzando la presencia policial y expropiando las casas destinadas a guardar y distribuir droga. Por último, es necesario implementar programas sociales que rescaten a los niños de las bandas, barras y narcotraficantes que tienen tomados estos sectores y que amplificaron su poder en el estallido.

Iván Poduje Capdeville