Actualmente el Congreso tramita un proyecto de ley para la protección de glaciares. A juicio nuestro, el proyecto está diseñado con una mirada parcial y sesgada, ignorando aspectos tanto o más relevantes que aquellos que dice querer proteger.
En la elaboración de cualquier política pública es necesaria una perspectiva amplia, multisectorial, evitando sesgos que pueden producir impactos adversos en otros elementos de la cadena de sustentabilidad e incluso en las formas de vida de algunas regiones del país.
Visualizamos diversos aspectos que están ausentes en el proyecto de ley, con lo que este se aparta del objetivo que se propone, todo lo cual se plasma en un informe que pretende ser un aporte a la discusión y que será prontamente publicado. Así, nos preocupa que:
(a) El proyecto ignora que el retroceso de los glaciares se debe primordialmente al cambio climático y que esto es un hecho inevitable. Por lo tanto, cualquier proyecto de ley sobre protección de glaciares deberá tomar en consideración lo anterior y, además, contar con la flexibilidad que permita implementar medidas de mitigación o adaptación en forma oportuna.
(b) Adicionalmente, este proyecto no considera a los glaciares como factor de riesgo. Los glaciares son componentes del ciclo hidrológico que pueden generar graves desastres, sobre todo como consecuencia del cambio climático. Conocidos son los casos en Chile donde crecidas de ríos han generado pérdidas y destrucción del medio ambiente y de bienes. Por mencionar algunos, las del glaciar Dickson (1982-1983) en la Patagonia, con un volumen equivalente al embalse el Yeso; la crecida del río Olivares (1954) en la zona central, y la del río Manflas (1985) en el Norte Chico, alcanzando, esta última, un caudal de crecida de unos 11.000 metros cúbicos por segundo (equivalente a unas 14 veces la crecida del río Mapocho ocurrida el año 1982). También a lo largo de la cordillera de los Andes existen ejemplos, entre ellos el aluvión de Huaraz en Perú (1941), donde perdieron la vida unas 1.800 personas. Por lo tanto, cualquier política pública sobre protección de glaciares debe contemplar la posibilidad de intervenirlos en forma oportuna frente a riesgos importantes, evitar daños y asegurar el funcionamiento de infraestructura crítica, independientemente de dónde esta se encuentre. El proyecto de ley en discusión no toma en cuenta este aspecto tan relevante.
(c) Considera a los glaciares como un recurso hídrico estratégico, lo que no se ajusta a la realidad científica. Estudios muestran que en la zona central los glaciares equivaldrían en total a entre 0,1 y 3,3 años de escorrentía de cada cuenca. Mal puede decirse entonces que los glaciares constituyen un recurso hídrico estratégico. El papel de los glaciares es distinto: juegan un rol regulador de las escorrentías en épocas de bajos caudales. La importancia de este rol depende de las condiciones particulares de cada glaciar y de cada cuenca. En el Norte Grande es inexistente y en otras de menor importancia, salvo en la zona central, particularmente en las cuencas del Maipo, Aconcagua y Rapel. Este rol no es ni será estático en el tiempo e irá variando en la medida que el cambio climático los va afectando, generando un retroceso ya advertido, especialmente en la zona central.
(d) No toma en consideración las tan distintas características del país entre el norte y el sur, tratando a todos los glaciares por igual, sin distinguir las características de su entorno. Adicionalmente, el proyecto de ley plantea la protección del ambiente periglaciar y el permafrost, lo cual implicará una afectación injustificada a formas de vida básicas de distintas comunidades a lo largo de Chile.
(e) El proyecto de ley toma un enfoque diametralmente opuesto al que han seguido otros países en el mundo, tales como Canadá, Suiza, Noruega, Suecia, entre otros. El esfuerzo de estos países en materia de glaciares está centrado en los efectos del cambio climático y, como consecuencia de ello, en las medidas de adaptación. Hoy están focalizados en estudiar cómo será el desarrollo sustentable futuro sin la presencia de glaciares o con una presencia reducida de los mismos. Estos países, que se caracterizan por tener los estándares más exigentes de protección del medio ambiente y de sustentabilidad, han optado, además, por un análisis de intervención caso a caso, en forma similar a como lo hace el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental en Chile, herramienta que estimamos adecuada para tal fin, sin perjuicio de algunas mejoras que identificamos sobre la misma y la institucionalidad.
La gran mayoría de los chilenos queremos proteger los glaciares, pero en forma eficiente y racional. Para conseguir este objetivo es imperioso poner los énfasis en aspectos relevantes, como los que hemos analizado más arriba.
Jaime Illanes Piedrabuena
Expresidente del Instituto de Ingenieros
Humberto Peña Torrealba
Ex Director General de Aguas, Director del Instituto de Ingenieros
Luis Valenzuela Palomo
Expresidente del Instituto de Ingenieros
José Adolfo Moreno Correa
Abogado